Las cajas rurales de la Comunitat Valenciana, pese a los signos de ralentización de la economía, mantienen un rumbo casi de crucero. En los nueve primeros meses del año las cooperativas autóctonas lograron en conjunto unos beneficios de 26,4 millones de euros, lo que implica un 16,4 % más que en el mismo período de 2017, cuando se quedaron en 22,6 millones, según los datos publicados ayer por la Unacc, la organización estatal que agrupa a este sector. Una vez recuperada la La Vall San Isidro, que llegó a tener pérdidas millonarias y que el año pasado por septiembre seguía en números rojos de 186.000 euros -en este ejercicio lleva ganados 443.000-, solo tres entidades reducen beneficios respecto al año pasado. Se trata de la rural de Sant Vicent de la Vall d'Uixó (-1,7 %), la de Alcora (-0,1 %) y la segunda cooperativa de crédito más relevante de la autonomía, Caixa Popular, que cede dos puntos y medio y se queda en 6,3 millones.

Los datos generales mejoran notablemente si sumamos los resultados de Cajamar, la entidad que absorbió a relevantes rurales valencianas como Ruralcaja o Caja Campo y en cuyo grupo cooperativo están integradas dos decenas de firmas radicadas en la autonomía. La caja con sede en Almería mejoró sus ganancias un 26,4 % en los tres primeros trimestres del año y llegó a los 56,3 millones. Con su aportación, las rurales valencianas obtienen un beneficio de 82,2 millones, un 23 % por encima de los 67,2 que sumaban entre enero y septiembre del año pasado.

Descontada Cajamar, la mayor rural valenciana, la Central de Orihuela, ha elevado ampliamente su distancia sobre la segunda, en este parámetro, al pasar en un ejercicio de 6,8 a 8,3 millones. También es destacable el salto que ha pegado la Caixa Rural de Torrent, que ha experimentado un incremento de casi el 75 % en sus beneficios y está muy próxima al millón de euros. Por su parte, Borriana logró una subida del 72 % y subió a 425.000 euros.