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El inspector de Bankia que tuvo miedo

José Antonio Casaus, exjefe de la inspección del Banco de España en Bankia, conocía los problemas del banco pero los obvió en sus informes

El inspector de Bankia que tuvo miedo

El nudismo reina estos días en la sala del juicio de la salida a bolsa de Bankia. Los testigos que desfilan ante el tribunal intentan defender su actuación, a pesar de no estar sentados en el banquillo de los acusados, y, en el proceso, revelan interioridades sobre su forma de actuar y sobre las malas prácticas que dinamitaron buena parte del sistema financiero español. Está por ver si este ejercicio de desnudo determina o no la existencia de responsabilidad penal por parte de los antiguos gestores del banco, como Rodrigo Rato o José Luis Olivas.

Ayer fue uno de los casos más cristalinos en esta dirección, con la declaración de José Antonio Casaus, el que fuera jefe de la inspección del Banco de España en los años previos a la creación de Bankia y su salida a bolsa (2011). Hoy Casaus es el inspector responsable de las cooperativas de crédito en el Banco de España.

El técnico que declaró ayer ya era conocido como uno de los más críticos con la actuación de Rato y Olivas, sobre todo después de que en 2016 trascendieran unos correos electrónicos, esos que uno escribe sin esperar que tiempo después salgan a exposición pública, de 2011 que mostraban sus dudas sobre la viabilidad de Bankia.

Los correos de Casaus, perteneciente a una familia con presencia en banca y él mismo con más de 20 años de trayectoria en el Banco de España, contribuyeron al descrédito de la institución que pilotaba el entonces gobernador Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Ocho cargos del Banco de España fueron imputados a raiz de la publicación de la correspondencia electrónica, aunque finalmente la causa fue archivada, no sin antes, en 2017, dar lugar a una explosiva comparencia de Casaus en la Audiencia Nacional.

Tuvo que rendir cuentas como responsable de los informes de inspección sobre Bankia. En los documentos que elaboraba decía una cosa y en los correos de 2011 otra, argumento que fue utilizado por los detractores de Casaus para desacreditar su testimonio.

¿Por qué existían esas diferencias entre los correos , que admitían la falta de viabilidad de Bankia y la precariedad de su cuenta de resultados, y los informes de inspección, mucho más permisivos? Ayer fue una de las primeras veces que Casaus respondió a esta pregunta, al menos en público, en una comparecencia de más de siete horas de duración. Sus palabras fueron descorazonadoras. Actuó así «por falta de coraje».

El informe maldito

El técnico del Banco de España relató que tuvo que redactar un informe de seguimiento de la integración de Caja Madrid y Bancaja en BFA, matriz de Bankia, analizando los estados contables de la entidad en 2010. Ese informe fue presentado por Casaus a uno de sus superiores, el jefe de departamento del Banco de España, Pedro González, en marzo de 2011.

Casaus ya creía en ese momento que Bankia era inviable, incapacidad de generar beneficio de manera recurrente, y que acumulaba unos activos altamente deteriorados. Además, consideraba que su balance, el documento que sirve para conocer la situación financiera de la entidad en un determinado momento, tenía un déficit de provisiones de 16.000 millones de euros. Las provisiones son una hucha que constituyen las entidades para protegerse y hacer frente a riesgos futuros. Bankia admitía entonces que necesitaba elevar sus provisiones en 8.000 millones, la mitad de lo que creía el inspector.

González recibió el informe y preguntó a Casaus si los saneamientos, las citadas provisiones, eran de verdad insuficientes. «Le dijimos, Pedro, no lo vemos. Vamos a poner que faltan saneamientos», relató ayer Casaus, según Efe. Su superior le instó a añadir «una cosa que no comprometa mucho» y les propuso que indicaran que, con los fuertes saneamientos registrados en los últimos años, las provisiones eran suficientes. Añadir ese párrafo disgustó al jefe de inspección de Bankia. Aun así, lo hizo, en contra de lo que pensaba, porque le faltó coraje para no hacerlo.

«Cuando eres jefe de grupo, puedes decir que no una vez a la jefatura, pero no lo puedes decir más. Yo tenía libertad absoluta, quizá mas arriba de la cadena de mando no se tenía la misma libertad, pero no creo que hubiera tanta disparidad en la valoración, estábamos bastante alienados», indicó el técnico del Banco de España.

Sus palabras fueron inquietantes, del mismo modo que irritó escucharle afirmar que en 2011 Bankia ya era un banco «inviable en caída libre» que no se «asfixió por las ayudas públicas». Que nadie dijera nada al público y que se permitiera al banco salir a bolsa es sólo «un error» que se «hizo con buena intención, pensando en los ciudadanos». Ojalá hubiera habido más coraje por parte de todos, incluido Casaus, y menos buena intención.

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