El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob) cerró el ejercicio 2018 con unas pérdidas de 905 millones de euros. Este importe representa casi un 5% menos que en el año anterior, un resultado que se explica principalmente por los deterioros registrados por la valoración contable de sus participadas, como BFA, matriz de Bankia.

El activo en 2018 fue de 10.936 millones de euros y el pasivo de 11.404 millones de euros, por lo que el patrimonio neto del Frob arrojó un resultado negativo de 469 millones de euros. El activo del balance del Frob recoge las participaciones en BFA y la inversión en Sareb, el banco malo, además de la posición de tesorería. En el pasivo, el Frob se financia mediante el préstamo recibido del Tesoro, cuyo saldo al cierre del ejercicio ascendía a 10.456 millones de euros.

Según explicó ayer el Frob, este balance supone que el resultado financiero de la institución sea recurrentemente negativo, ya que los activos no generan ingresos financieros suficientes para compensar dicho gasto. Aunque la ley le permite operar con este patrimonio, también prevé mecanismos para incrementarlo.

En cuanto a la valoración de sus participadas, el Frob ha procedido a estimar el valor recuperable de su participación en el Grupo BFA.

El resultado de este movimiento ha sido un impacto negativo en cuenta de resultados de 297 millones de euros, que contrasta con el impacto positivo de 60 millones de 2017 tras la aprobación de la fusión por absorción de BMN por parte de Bankia.