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Unos inversores compran la última gran empresa pesquera valenciana

Acadia Capital adquiere las cinco sociedades a los 12 propietarios de la mercantil, herederos del fundador original, con el objetivo de «crecer» en el sector de la distribución alimentaria por el Corredor Mediterráneo

Unos inversores compran la última gran empresa pesquera valenciana

Con 94 años de historia, el puesto de piensos y cereales abierto en 1925 en las cercanías del Mercado Central por Amaro González González, que en los años 50 reconvirtió su hijo Amaro González Cortés en uno de los primeros almacenes frigoríficos de España, llegado a los años 70 a disponer de una gran flota de buques pesqueros congeladores por el Atlántico, la gran dispersión accionarial al llegar a la cuarta generación de herederos ha motivado que los propietarios hayan decidido vender sus acciones a un grupo de inversores, especializado en pymes donde poder maximizar beneficios de empresas familiares con perspectivas de futuro complicadas.

Tal y como ayer aseguró uno de los nietos del fundador de la empresa, Amaro Noland González, que ha realizado labores de consejero delegado en los últimos años, «la operación ya es firme y el acuerdo es total con todos los propietarios actuales». En concreto, de un dueño, Amaro González Cortés, que gestionó la empresa de pescado congelado con su sobrino Ramón García González, se pasó a cinco familias, cada una con un 20% del negocio. Y de cinco se pasó a 12 ramas familiares distintas, todas herederos del fundador original de la mercantil y todas con acciones de la misma. En estos casos, como explica el asesor jurídico de la mercantil, Vicente Valls, «es más difícil conseguir acuerdos y los rendimientos se dividen». Este abogado confirmó ayer que «ya está iniciada la venta» y la previsión es que «en 15 días o menos de un mes se firme ante notario la escritura de compraventa».

Por parte del grupo comprador, el abogado encargado de realizar el mandato de venta y que ha canalizando todo el proceso es Luis Valls, con quien se da la circunstancia de que es el hermano de Vicente Valls, aunque trabajen para empresas distintas. Luis Valls aseguró que las condiciones de venta «no son las mejores posibles pero sí son buenas para todos», cuando de lo que se trata es de «dar continuidad al legado de Amaro González» cuando al frente de la empresa «está la tercera generación de herederos».

Almacenaje de frío

Por parte de Acadia Capital, este fondo de inversión, con sede en Madrid y un par de años de experiencia, emitió ayer un comunicado donde valoraba que el grupo Amaro González es una «empresa de referencia en almacenaje de frío en la Comunitat Valenciana y posee la capacidad de integrar la totalidad de la cadena de valor del sector». Asimismo, «la compañía es un referente histórico de la industria del pescado, siendo miembro fundador y consejero de Asociación Española de Mayoristas, Importadores, Transformadores y Exportadores de Productos de la Pesca y Acuicultura (Conxemar)». De hecho, Pescados Amaro participa con asiduidad en la Feria de Productos del Mar Congelados que se celebra cada año en Pontevedra, ya que es una de las líderes del sector a nivel nacional.

De cara al futuro, Acadia Capital asegura que «planea reforzar el capital del grupo y potenciar las actividades de pescados, carne y distribución con la finalidad de alcanzar unas ventas de 70 millones de facturación en 3 años, fortaleciendo el servicio a sus clientes y la relación con sus proveedores».

La empresa se vende por completo, con sus cinco sociedades, «se vende el pack para que el negocio no se resienta», explica Vicente Valls. El grupo está dividido por cada eje del negocio, como son la pesca, la división cárnica, la división logística, la división de distribución y la división de elaborados. En la operación entra su sede principal, en unas instalaciones con una capacidad de almacenamiento total de 73.000 m³, ubicados en la calle Estrella Polar del Polígono del Llano del Espartal, y las delegaciones abiertas en Canarias y Galicia, con puertos en el Atlántico. Concretamente en el Puerto de la Luz de Las Palmas de Gran Canaria y en la Lonja de Grandes Peces y Bajura de Vigo, en Pontevedra.

Además, la empresa posee en la actualidad cuatro buques congeladores, barcos que faenan habitualmente por el océano Atlántico, aunque en las últimas semanas, dos de ellos se han desplazado a aguas del Pacífico. Sus capturas principales son el pez espada y la tintorera. Después de bastante tiempo sin barcos, cuando hace 25 años disponían de una flota muy importante, hace 4 años la empresa decidió volver a tener barcos faenando, «una apuesta que -según fuentes de la empresa-, no ha ido todo lo bien que se esperaba».

El fuerte de la empresa siguen siendo los productos de pescado congelados, lo que supone el 99,5% de su volumen de negocio. En 2016, la empresa ocupó el puesto número 819 del ranking de las 10.000 empresas de la Comunidad Valenciana con más facturación, el puesto 205 en la Comunitat Valenciana y el número 53 dentro de este municipio con un volumen de ventas de 19.943.050 euros. En todo caso, la división cárnica, que entró con fuerza hace unos años, ya supone un 20% de sus ventas actuales por lo que es una de las secciones que más ha crecido.

Plantilla afectada

La plantilla actual del grupo Amaro González, sin contar la tripulación de los cuatro buques, es de un centenar de personas. Gran parte del personal de la empresa ha tenido esta semana una reunión con los directivos. En este encuentro, según comenta Amaro Noland González, se le dijo a los trabajadores que la venta de la empresa supone un «proyecto de expansión, donde nadie tiene garantizada su continuidad, ni siquiera los directivos actuales que han puesto su cargo a disposición de los nuevos dueños». Amaro Noland, que junto con su hermano Edward -gerente de la mercantil- han sido los que han llevado en primera mano las gestiones, aseguró ayer que «como responsables de la operación, velaremos por la continuidad de la empresas y de sus trabajadores», añadió.

Lo cierto es que en el acuerdo de compraventa no se ha especificado por escrito la continuidad de la plantilla, ni del equipo directivo, aunque fuentes cercanas a la operación hablan de que los nuevos propietarios afrontan esta adquisición con idea de «continuidad y crecimiento», lo que conlleva que no se prevean despidos de trabajadores. Aunque Pescados Amaro ya no es de los González.

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