El aeropuerto de València ha sido reconocido con la Portada del Mes de diciembre que concede Levante-EMV tras conseguir a finales de pasado año un récord histórico: ocho millones de pasajeros dentro de un mismo año. En realidad, la infraestructura valenciana de Aena que dirige Joaquín Rodríguez lleva tiempo saltando barreras. Desde que se superara la crisis, Manises ha pasado los seis millones que ni siquiera había alcanzado en los años de los grandes eventos. Más aún: logró desbordar los 7 millones en 2018 y, en el año recién terminado, los ocho millones.

Las magnitudes totales son importantes: el crecimiento constante del volumen de pasajeros refleja un gran dinamismo económico. El perfil del viajero en avión que se mueve en València es en su mayoría turístico. La capital se ha convertido en una ciudad de moda dentro de Europa, con un abanico cada vez mayor de mercados turísticos emisores.

Pero también crece el viajero de negocios. Al cierre de 2019, el 36,7% de pasajeros del aeropuerto se movían por reuniones o trabajo. El peso de este perfil sobre el total ha crecido más de seis puntos en los últimos cuatro años, según el departamento de datos de Turismo València.

Más allá de las cifras, la operativa diaria del aeropuerto refleja aspectos saludables como un mix entre aerolíneas de bajo coste (Ryanair domina claramente el tráfico) y también presencia de grandes aerolíneas que garantizan una buena conectividad con los grandes aeropuertos europeos desde donde enlazar a los destinos transoceánicos.

En paralelo a esto, la apuesta de la mayoría de aerolíneas por mantener su presencia en temporada de verano y de invierno contribuye a desestacionalizar el turismo. Y la competencia entre operadores en las rutas facilita también unas tarifas cada vez más bajas, garantizando tanto los flujos de pasajeros a la ciudad como las posibilidades de viajar a los valencianos, cada vez más, a más lugares y más barato.