El efecto covid-19 se deja sentir en el tráfico portuario de toda España, que desciende un 4,7% en el primer trimestre del año en comparación con idéntico período de tiempo de 2019, según constata el balance facilitado ayer por Puertos del Estado (Ministerio de Transportes). Aunque la caída es algo menor en el Puerto de València (2,62%), el recinto del Grao no ha conseguido mejorar a pesar de comienzo de la recuperación de China, donde canaliza uno de los mayores flujos de importación y exportación. De hecho, en el acumulado del primer trimestre, el Puerto de València registró un recorte del 4% en contenedores, con 1,3 millones de TEU (unidades de cajas de mercancías de veinte pies), del que sigue siendo líder en España y segundo del Mediterráneo tras El Pireo (Grecia).
En cuanto a los grandes puertos del país, el mayor en tráficos totales, el de la Bahía de Algeciras, logró cerrar el trimestre con un avance del 1,37%, dado que gestionó 27,43 millones de toneladas de carga. El Puerto de València disminuyó su volumen de mercancías hasta 19,06 millones de toneladas, en el de Barcelona se redujo un 6,3% (15,17 millones de toneladas) y en el de Bilbao un 4,11%, hasta 8,59 millones de toneladas.
Según Puertos del Estado, que preside el castellonense Francisco Toledo, las medidas económicas para empresas portuarias (navieras y consignatarias) facilitarán un ahorro del 100 millones de euros en reducción de tasas y una inyección de liquidez de otros 250 millones en aplazamientos y pagos diferidos.
Con todo, la patronal de armadores Anave advirtió ayer de que navieras pueden verse abocadas a paralizar la flota si no hay respuesta urgente y proporcionada de la Administración a su esfuerzo. La organización empresarial indica que «no pueden admitir las mayores restricciones que padecen en el transporte de pasajeros frente al transporte aéreo». Exigen la equiparación inmediata y reivindican su condición de transporte sanitariamente más seguro y más sostenible. Además, los navieros españoles sostienen que las ayudas han llegado tarde y son escasas. Cuando se declaró el estado de alarma, las empresas navieras que prestan servicios esenciales de transporte a las islas, como Baleària o Armas Trasmediterránea, vieron caer drásticamente sus ingresos (hasta un 70% en algunas líneas).
