CaixaBank es la entidad de depósito española con la red de cajeros más extensa y el mayor número de particulares entre sus clientes. Puede que su actividad no refleje la realidad del sector financiero español íntegramente, aunque sí es un buen ejemplo de la tendencia. Y ese espejo muestra que desde la declaración del estado de alarma, la retirada de efectivo en sus cajeros ha caído más de un 40%. Mucho más que el consumo general en el pago con tarjeta de crédito y débito que ha disminuido un 30%, considerando que bares, restaurantes, hoteles y grandes comercios han permanecido cerrados por esa misma situación excepcional impuesta por la crisis sanitaria.

En abril, algunos sectores han incrementado excepcionalmente los pagos con tarjeta con respecto a la misma época del año anterior. En supermercados y farmacias, la facturación con plásticos se ha incrementado un 65% respecto a la misma fecha del año pasado, reflejan las cifras de la entidad financiera que preside Jordi Gual.

Los datos son bastante homogéneos en el conjunto del sector. Bankia, cuya red de dispensadores de efectivos es igualmente amplia, reconoce una caída en abril del 40% en la retirada de efectivo, e incluso del 50% en algunas semanas de ese mes. Sabadell registra que todos los pagos han caído tanto con tarjeta como con efectivo, pero mucho más los de efectivo. Durante el periodo de abril el plástico ha supuesto para esta entidad de depósito el 70% de los pagos registrados.

Menos unanimidad existe sobre si el coronavirus ha supuesto el principio del fin del uso de efectivo en los pagos habituales de consumo. Un informe reciente de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) pone de relieve que pese a que una de las actividades permitidas durante el estado de alarma es ir al cajero para sacar dinero, se trata de un servicio en el que no han abundado las colas.

En el sector financiero existen elevado consenso sobre que la tendencia a la desaparición es inevitable en la Unión Europea (UE), aunque no definitiva.

En el aspecto tecnológico, los más jóvenes van por delante. Y así se refleja en los datos acumulados en un informe del banco móvil N 26 -la media de edad de sus clientes es bastante más baja que la de la banca tradicional—que destacaban ya a finales de marzo que la retirada de efectivo de sus clientes en España había caído un 68%. Igualmente en los otros países donde tiene presencia (Alemania, Francia e Italia) el descenso se movía entre el 54% y el 56%.

Pero no llueve al gusto de todos. El Observatorio Sectorial de la Seguridad Privada sostiene que cualquier propuesta o medida que pueda conducir a la desaparición del efectivo perjudica a colectivos vulnerables, como los nueve millones de pensionistas.