Enresa mantendrá el depósito de residuos radiactivos de la central nuclear de Cofrentes tras su cierre y desmantelamiento, según confirmaron fuentes de la Administración. Las más de 800 toneladas de uranio gastado que ha generado la planta desde 1985 van a permanecer en el Almacén Temporal Individualizado (ATI) que está construyendo Iberdrola junto a las torres de refrigeración hasta que se habilite un Almacén Temporal Centralizado (ATC) que asuma los desechos de todas las plantas españolas. El problema es el rechazo social que genera ese ATC y no está claro que se acabe construyendo.
Los residuos radiactivos que genera Cofrentes y las otras seis plantas nucleares españolas abiertas deberían estar depositados en un Almacén Temporal Centralizado, un proyecto planteado por el Gobierno en 2009 y que no acaba de ver la luz. Enresa (Empresa Nacional de Residuos SA) anunció en febrero que renunciaba a construir el ATC en Villar de Cañas (Cuenca) siete años después del concurso abierto por el Gobierno para encontrar una localización. El ATC es un paso intermedio antes de la solución definitiva que consiste en construir un almacén geológico profundo y que podría estar listo en 2073.
El Ayuntamiento de Cofrentes ha asumido que el ATC no va a estar listo en 2030, año en el que la central nuclear dejará de operar. Fuentes municipales incidieron en que el plan es trasladar los residuos radiactivos de Cofrentes al ATC «si se llega a construir». Mientras los residuos continúen en Cofrentes, los ayuntamientos de la zona seguirán percibiendo cerca de 600.000 euros al año.
La central nuclear de Zorita (Guadalajara) cerró en 2006 y desde 2009 conserva 370 elementos radiactivos en un Almacén Central Individualizado construido junto a la planta. El ATI de Zorita se va a mantener a pesar de que la planta está siendo desmantelada.
El Almacén Temporal Individualizado de Cofrentes cuesta 3,9 millones de euros y tiene una vida útil de 50 años. El material radiactivo estará almacenado en 24 contenedores de acero. Las más de ochocientas toneladas de residuos de la planta valenciana están compuestas por «uranio no consumido, productos de fisión y, en menor medida, por elementos transuránidos (contaminados de plutonio, americio y curio) generados durante el quemado del combustible en el reactor», según el Consejo de Seguridad Nuclear.
Iberdrola (propietaria de la central nuclear) ha tenido que construir el ATI porque las piscinas de almacenamiento del material gastado están al 99,08 % de su capacidad. La planta no tenía espacio para almacenar más desechos y la próxima recarga es en octubre de 2021. Las obras del ATI están en su recta final y falta que Enresa entregue los contenedores de acero donde se van a almacenar los desechos. Iberdrola confía en que los depósitos lleguen a principios de 2021. De forma paralela, la compañía ha avanzado «diez años» el plan de desmantelamiento de la planta, que permanecerá operativa hasta noviembre de 2030.
