Enresa ha comprado los primeros cinco contenedores de residuos radiactivos para el depósito de la central de Cofrentes, según confirmó ayer Iberdrola (propietaria de la planta). Iberdrola confía en tener operativo su nuevo Almacén Temporal Individualizado (ATI) a principios de 2021 para dar salida al uranio gastado. El actual depósito de residuos radiactivos de la central valenciana está al 99 % de su capacidad y la compañía eléctrica necesita mas espacio antes de la próxima recarga que está programada para noviembre de 2021.

La planta valenciana guarda en su piscina más de 800 toneladas de uranio gastado a la espera del ATI. La central tiene almacenados en la piscina del reactor 4.736 elementos de combustible gastado. El almacén se está construyendo junto a las torres de refrigeración de la planta valenciana y tendrá capacidad para la instalación de 24 contenedores de acero que albergarán los elementos de combustible consumido. Enresa financia el almacenamiento. Las más de ochocientas toneladas de residuos radiactivos están compuestas por «uranio no consumido, productos de fisión y, en menor medida, por elementos transuránidos (contaminados de plutonio, americio y curio) generados durante el quemado del combustible en el reactor», según el Consejo de Seguridad Nuclear.

El Gobierno informó ayer de que ha autorizado a la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) a comprar otra decena de contenedores para albergar residuos nucleares en el ATI de Cofrentes a través de un contrato que tendrá un importe superior a los 30,3 millones de euros. El plazo de ejecución del contrato será de cinco años, de modo que en diciembre de 2022 se entregarán cinco unidades y dos años después, en diciembre de 2024 los cinco siguientes.

Los residuos radiactivos generados por Cofrentes y por las otras seis plantas nucleares españolas que permanecen abiertas deberían estar depositados en un Almacén Temporal Centralizado (ATC), un proyecto planteado por el Gobierno en 2009 y que no acaba de ver la luz. Enresa (Empresa Nacional de Residuos SA) anunció en febrero que renunciaba a la construcción del ATC de Villar de las Cañas (Cuenca) siete años después del concurso abierto por el Gobierno para encontrar una localización. La empresa encargada del desmantelamiento de las plantas nucleares españolas quiere contar en 2028 con ese ATC a la espera de que se ejecute la solución definitiva que consiste en construir un almacén geológico profundo y que podría estar listo en 2073 (dentro de 53 años).