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Los cítricos son el gran producto agrario valenciano beneficiado por la pandemia

AVA augura que la superficie de cultivo de fruta de hueso en la autonomía caerá un 40 % por la falta de rentabilidad

Un «collidor» en un campo de naranjas en València. levante-emv

España se ha vaciado de turistas este verano por culpa del coronavirus. Julio empezó con expectativas mejores de las previstas en las semanas del confinamiento pero los rebrotes de la covid-19 han ido acrecentado los miedos de los viajeros y las cuarentenas impuestas por numerosos países a los ciudadanos procedentes de España han supuesto la puntilla para el sector. ¿Qué ha pasado con la agricultura? ¿Se han incrementado las exportaciones desde los países de destino de esos visitantes fracasados? ¿Qué ha sucedido con la producción agraria valenciana si el descenso de turistas ha tenido por fuerza que reducir el consumo interno?

Desde la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja), su director, Genaro Aviñó, asegura que los cítricos han salido claramente beneficiados, mientras que para el cultivo de otros frutos, como los de hueso, e incluso algunas verduras y hortalizas, la situación creada por el virus puede ser el remate final a una falta de rentabilidad que «arrastran desde hace décadas».

Los últimos datos de comercio exterior del Ministerio de Industria revelan la potencia que mantiene el sector agrario valenciano. Fue la única actividad que mantuvo un alza en las ventas. La partida de frutas, hortalizas y legumbres alcanzó hasta junio una facturación de 2.636 millones, con un alza del 10,7 %. Dentro de ella, los cítricos acapararon más del 50 % de las exportaciones, con 1.387 millones y una subida del 18,7 %. Según el director de AVA, la ya finalizada campaña citrícola ha sido un éxito en buena medida por la crisis del coronavirus. La presunción sobre los efectos positivos del consumo de agrios ha incrementado de forma notable las ventas de estas frutas a los mercados europeos con buenos precios, aunque ese incremento ha tenido un efecto de arrastre que ha beneficiado a los competidores valencianos de terceros países que han tomado su relevo en la comercialización, según Aviñó.

El otro gran cultivo exportado desde la Comunitat Valenciana es el caqui -unas 400.000 toneladas frente a los cuatro millones de los cítricos-, pero a su campaña le falta un mes. La producción ha bajado un 30 % respecto a 2019 y los precios que empiezan a acordarse «son mejores, pero el efecto covid no lo sabremos hasta que llegue el momento».

En la fruta de hueso, que ahora inunda los comercios de alimentación, la campaña valenciana, de producto temprano, ya terminó. Afirma Aviñó que «el volumen de producción nuestro es escaso, a diferencia de otras zonas de España, así que el impacto de la caída de turistas no es significativo en cuanto a consumo». El problema en este cultivo, que además lo arrastra «desde hace varios años, es la falta de rentabilidad, que está provocando el abandono de las explotaciones». Tan es así, que la organización agrario calcula que las 10.000 hectáreas censadas en 2019 por el Ministerio de Agricultura en la Comunitat Valenciana se quedarán al finalizar este año en unas 4.000. Solo en Carlet, una de las principales poblaciones productoras, «se puede abandonar entre el 70 % y el 80 % de los campos».

Verduras

La situación del melón y la sandía, en plena campaña, es muy similar a la de la fruta de hueso: «Se reduce la superficie, con lo que la producción es pequeña». Otro tanto sucede con las verduras y las hortalizas, donde «la baja rentabilidad provoca un descenso de las explotaciones en la Comunitat Valenciana, mientras que en Murcia, por ejemplo, no pasa lo mismo porque allí tienen grandes zonas de cultivo y los costes son más bajos». Aviñó añade que las exportaciones de estos productos no alcanzan niveles elevados, motivo por el cual asegura que no padecen un impacto por la covid.

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