Las entidades financieras otean ya en el horizonte el fin de los tipos de interés por los suelos y han empezado a preparar el terreno para un escenario, el de la subida del precio del dinero, ansiado por ellas -mejores márgenes y mayor rentabilidad-, deseado por los ahorradores, que podrán empezar a cobrar, sin riesgos, por sus depósitos y temido por los inversores con menos recursos, por el encarecimiento de sus créditos, singularmente los hipotecarios. Con la inflación por las nubes, el incremento del precio del dinero -en este momento en el cero por ciento-, que se veía lejano por los efectos económicos de la pandemia, parece estar a la vuelta de la esquina. Algunas entidades, como el Banco de Inglaterra ya lo han elevado. Otras, como la Reserva Federal de Estados Unidos, se preparan para iniciar ese camino de forma inminente. Y el Banco Central Europeo, aunque se resiste, podría seguir esa senda este mismo año. Los expertos del Sabadell no esperan que el cambio en Europa se produzca antes de final de 2022. En este contexto, los bancos han empezado ya a moverse y tratan de anticiparse a ese escenario.
Y una de las medidas estrellas es empezar a penalizar las hipotecas con tipo fijo para fomentar que los clientes se orienten hacia los tipos variables, en principio más propicios a los intereses de la banca. Las entidades, durante los últimos años de tipos a cero han fomentado entre su clientela que contrataran hipotecas a tipo fijo con el gancho de que les garantizaban una cuota invariable durante la vida del préstamo aunque tuvieran que pagar más que por uno variable, con su referencia, el euríbor, en negativo. Era la fórmula de garantizarse ingresos recurrentes más elevados.
El panorama, sin embargo, va a cambiar ahora. Algunas entidades aseguran que siguen recomendando los tipos fijos, pero que tienen que elevarlos porque la subida del precio del dinero les va a encarecer a ellos también el negocio y, por tanto, se trata de evitar pérdidas. O, dicho de otra forma, acompasarlos al ritmo del mercado. Algunas, como BBVA y Bankinter, ya han anunciado sus medidas, mientras que otras, como CaixaBank y Sabadell, tienen en estudio acciones en esa línea y, según fuentes del mercado consultadas por este diario, las van a poner en práctica a no mucho tardar. En el mercado se considera que ambas entidades serían de las más beneficiadas por la subida del precio del dinero, porque tienen un mayor peso de las hipotecas a tipo variable.
Incrementos
En el caso de BBVA, el banco ha bajado esta semana el tipo de interés de sus hipotecas a tipo variable -del 1,99 % al 0,99 % durante los doce primeros meses para situarse en el euríbor más un 0,99 % en el resto de vida del préstamos si el cliente está vinculado y del 1,99 % si no lo está- y ha endurecido los a tipo fijo al pasar, para una hipoteca a 30 años para un cliente vinculado, del 1,45 % al 1,50 %. Si la amortización es a 25 años la subida es del 1,30 % al 1,45 % y si es a 20, del 1,20 % al 1,40 %. Por su parte, Bankinter, que también eleva el coste de los préstamos hipotecarios a tipo fijo, rebaja del 1,99 % al 1,25 % el interés nominal fijo durante el primer año de las hipotecas variables, mientras que para el resto de vida del crédito se aplica el euríbor más un diferencial del 0,85 %, 0,14 puntos menos.
La subida de tipos, por otro lado, tendrá consecuencias positivas para los ahorradores de toda la vida, aquellos temerosos a jugarse su dinero en la bolsa o en fondos de inversión y que prefieren el resguardo seguro de los depósitos bancarios. Lo que no parece que vaya a suceder es que ofrezcan elevadas remuneraciones, por la propia lentitud esperada de la subida y porque a las entidades les sobra liquidez gracias a la política monetaria del BCE, motivo por el cual no se prevé una guerra del pasivo, un sueño para quienes buscan depósitos a plazo.
