Los golpes geopolíticos repliegan todavía más hacia Europa el comercio valenciano

La estrategia a medio plazo deberá combinar la mayor cercanía con el Viejo Continente sin olvidar la diversificación de mercados

Las empresas valencianas han tenido que afrontar en los últimos años una cadena de obstáculos de enorme impacto para su comercio exterior. La ejecución del brexit, una pandemia, grandes brechas en las cadenas de suministros y el bloqueo de Argelia, culminadas con una guerra en Ucrania han sido horizontes que se han entrelazado hasta generar un ecosistema económico ante el cual las compañías están optando cada vez más por un repliegue comercial a posiciones más cercanas. Y esas no son otras que las europeas.

Porque el Viejo Continente siempre ha sido el mejor socio del comercio exterior de la autonomía, su mejor refugio. Sin embargo, en estos momentos complicados, la importancia de sus mercados en la exportación se encuentra aún más al alza. La reacción contrasta, eso sí, con aquella que se dio en la Gran Recesión. Como recuerda el profesor de Economía Aplicada de la Universitat de València (UV), Vicente Pallardó, «la salida española y valenciana de la crisis fue mediante exportaciones, pero no tanto a Europa, que también estaba mal, sino con un esfuerzo considerable por diversificarse». Ahora, no obstante, esa mirada se posa más en Europa.

Combinación de factores

Entre enero y marzo, por ejemplo, un tercio de las ventas de la autonomía en el exterior han sido a Alemania, Francia o Italia. Y es que como explica Vicente Mompó, responsable del área internacional de la Cámara de Comercio de Valencia, esta se ha erigido como tendencia «inevitable» no solo por compartir una misma legislación, tener productos «competitivos» y ofrecer mayor «confort» a las firmas, sino también debido a factores como «el acortamiento de las cadenas de suministros, que determinados terceros países están poniendo problemas, la diversificación de proveedores o la situación china».

Aunque el gigante asiático apunta a ser elemento clave en cómo evolucione esta situación a corto plazo. Según destaca Pallardó, su política de ‘covid cero’ llevada a cabo hasta diciembre ha generado «distorsiones de gran calibre» en la actividad comercial mundial. Así, con su reactivación, cree que en «los próximos meses podemos volver a una situación más parecida a la del pasado» con China, aunque a medio y largo plazo sí coincide en que «se acabará solidificando esa idea de más comercio con Europa y con sus proximidades». Eso sí, añade, «sin dejar de lado el trabajo para diversificar», porque «necesitas mercados que sigan creciendo, que aunque sabes que son más arriesgados y legalmente menos fiables, son imprescindibles».

Más horizontes

Porque más allá de una Norteamérica que en palabras de Mompó «está teniendo un buen comportamiento» actualmente, el tablero del comercio global –que ve que «se está regionalizando»– ofrece otros horizontes. Uno de los principales se halla en India, un país –el más poblado del mundo– que para el representante de Cámara es «tremendamente interesante al poner quizás menos trabas comerciales que el chino».

Junto a este se erige el Sudeste Asiático, con enclaves como Malasia, Vietnam, Indonesia o Filipinas que ofrecen –explica el profesor de la UV– «un enorme potencial» por su gran población y un PIB en progresivo crecimiento. Más incertezas ofrece Latinoamérica, debido a su histórica inestabilidad, o África, en el que países estables como Ruanda, Uganda o Botsuana –afirma Pallardó– representan una «demanda pequeña» y otros como Costa de Marfil, Senegal, Camerún o Ghana –indica Mompó– «tienen buena pinta, aunque veremos si se consolidan».

Problemas abiertos

Las grandes dudas actuales, no obstante, se encuentran en cómo evolucionarán las distintas crisis geopolíticas aún latentes. En este sentido, Pallardó asegura que tras comprobarse que el brexit «ha sido un desastre», poco a poco «vamos a ver un acercamiento de Reino Unido a la UE» para a medio plazo «recuperar el mercado allí». Diferente, mientras, será el caso de Argelia, donde ambos expertos coinciden en que, pese a su cercanía y a la importancia del gas, resulta un mercado «mucho más secundario que Marruecos», entre otros aspectos, por el número de empresas implantadas. Mompó, eso sí, cree que «las relaciones se reconducirán» en algún momento aunque no lo ve a corto plazo.

Mucho más complejo resulta el asunto de Ucrania y Rusia. A falta de conocer una resolución del conflicto que Pallardó piensa que podría darse este año, la realidad es que el futuro de ambos países apunta en direcciones opuestas. Mientras el mercado ucraniano –remarca el experto de la UV– «hasta mínimo tres, cuatro o cinco años no recuperará algo de lo que fue», el ruso –afirma Mompó– «estará perdido durante décadas, como ya pasó con el de Irán». Eso sí, más allá de dificultades, sintetiza el responsable de Cámara, «lo más importante es que el comercio exterior valenciano no deja de crecer». Resistencia ante la adversidad.

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