Francesc Llobell: "En esta vida hay dos maneras de ver las empresas: el beneficio o las personas"

El máximo responsable del consejo rector de la cooperativa valenciana defiende el papel de la economía social en la generación de empleo y riqueza

José Luis Zaragozá

José Luis Zaragozá

Consum es una cooperativa. ¿Qué ventajas aporta esta configuración jurídica respecto a las sociedades mercantiles en este mundo tan capitalista?

Las cooperativas de consumo de trabajadores y consumidores generan más participación estas partes y recursos que destinan a sus socios. Así, los grupos de interés, como son los propios empleados y los clientes-consumidores garantizan una implicación en la sociedad que no tienen las empresas del mercado con otras configuraciones jurídicas.

La entidad de consumo se constituyó hace medio siglo formando parte de un grupo diversificado en el ámbito agrario, financiero, enseñanza, servicios... ¿Mantiene sus esencias?

Ha crecido y funcionado bien. Parte de ese éxito se debe en un 50% a su gestión empresarial excelente y el otro, a sus valores. Una cooperativa que no sepa acompañar la gestión empresarial con los valores tiene poco futuro. Posiblemente una cooperativa que renuncia a sus valores no podrá competir en el mercado.

¿Y cuáles son esos valores?

Se habla mucho en la actualidad de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) impulsados desde la ONU, que sobre todo tratan de impulsar un modelo de economía compatible con el respeto al medio ambiente. Pues bien, en la cooperativa tenemos muy en cuenta eso desde nuestros orígenes, y que los beneficios económicos en la cuenta de explotación y los valores van ligados. También la responsabilidad social y ambiental tan presentes en las empresas de hoy en día están en el ADN de Consum desde su acta de nacimiento, en 1975. Defendemos el valor de la solidaridad y hacemos partícipes de estos valores a socios consumidores y socios trabajadores.

¿Tiene futuro el cooperativismo en entorno altamente competitivo?

Las empresas se van ‘cooperativizando’. Hace años, cuando nadie hablaba de estos temas de solidaridad, sostenibilidad y de valores éticos éramos un poco incomprendidos. Ahora, la gente se da cuenta que no solo se trata de la competitividad sino también de cuidar a las personas. ¡Claro que tiene futuro en un entorno tan competitivo como el que hay en España y en el conjunto de Europa en el sector de la distribución comercial! La Comunitat Valenciana se ha convertido en un banco de pruebas. Si una empresa del sector funcionaba en Valencia también funcionaba en el resto de España. Por eso Consum desde el primer momento espabiló y llegó a ser competitiva en gestión, innovación y crecimiento como signos de identidad porque era eso o morir. Era nuestra vocación e identidad.

¿Cómo han sorteado las crisis externas en estos casi cincuenta años de actividad?

Las más graves han sido las de los años ochenta, la de principios de los noventa y sobre todo, la derivada de la crisis financiera que se produjo en 2008. De todas hemos salido reforzados.

¿Y de crisis internas como la del divorcio con Eroski?

También salimos adelante de situaciones internas como esa. Yo llegué a la presidencia de Consum en 2010, cuando ya habíamos iniciado caminos diferentes. No lo llamaría crisis. Nos obligó a realizar esfuerzos internos para adaptarnos a los nuevos tiempos para negociar con todos los proveedores. Fue una separación fruto de una discrepancia, que era amistosa, en el modelo de estructura que había que seguir. Me parece que Eroski no supo percibir con toda la profundidad que el mercado en el que operaba Consum, sobre todo el valenciano, era diferente al suyo, el del País Vasco.

¿Renunciarán a los márgenes comerciales y por tanto a los beneficios,para reducir el impacto de la inflación en los consumidores?

Estamos obligados. Así lo entiende el consejo rector, aunque vigilamos mucho los márgenes comerciales. Este año pasado hemos tenido menos beneficios que en 2021 porque nuestro margen se ha estrechado al tratar de absorber dentro de nuestras posibilidades los incrementos de precios de los alimentos. En las empresas de distribución comercial el margen es muy estrecho. De cada cien euros que vendemos este ‘ratio’ se sitúa entre 1,5 y 2 euros como máximo. Eso quiere decir que a poco que las ventas flojeen o si no se hace una muy buena gestión en costes y precios, se puede entrar en pérdidas fácilmente. Con todo, de poco sirve que una cooperativa tengo muchos valores si incurre en pérdidas y tiene que cerrar. Si tienes que despedir a gente: ¿dónde se quedan los valores? Tampoco se puede ir a por los beneficios a toda costa porque lo primeros son las personas. La sociedad y los clientes, a la larga, se dan cuenta.’

‘Las personas en el centro’, ¿por qué ese lema para la cooperativa?

En esta vida hay dos maneras de ver las empresas: o ver las personas o el beneficio. Para nosotros el fin de la empresa es el bienestar de las personas. Los beneficios están al servicio de esa finalidad. No es lo mismo plantear objetivos en función de las personas y ver qué medios disponemos que al revés: ver cómo utilizamos a las personas para obtener cada vez más beneficios.

En el mercado existen todavía algunas cooperativas de consumo en España. ¿Tienen previsto alcanzar acuerdos con ellas? ¿Manejan alguna operación corporativa?

De momento, no. Si en algún momento hay alguna que pueda analizarse desde el punto de vista financiero y estratégico, veremos. En cualquier caso, no vamos a ser proactivos en esa idea. Somos más partidarios de formar parte de entidades como CEPES, organización empresarial, sin ánimo de lucro, cuyo objetivo es representar los intereses generales de la economía social ante los poderes públicos.

Consum tiene un Fondo de Obras Sociales que se nutre con una parte de los beneficios. ¿Qué parte destinan a ese fondo?

Se destinan fondos de promoción y formación cooperativa a mejorar hábitos de compra y analizar asuntos como la alimentación saludable y sostenible. Tenemos publicaciones y canales de comunicación propios para difundir estos temas. Además, tenemos el programa que llamamos ‘Profit’, en el que destinaremos 24 millones de euros este año. Es un trabajo conjunto con entidades sociales, ONG, bancos de alimentos y comedores sociales que permite donar los productos que Consum retira de la venta, entre otras actividades.

Consum tiene ya un cierto tamaño en el sector. ¿Es suficiente para competir en términos eficientes con los grandes del negocio ¿Qué planes de expansión manejan

Antes de 1990 tuvimos oportunidades de absorber empresas porque las personas que entonces gestionaban la sociedad eran conscientes de que iban a entrar en el mercado otros competidores y cadenas en la Comunitat Valenciana y en España. Tener un tamaño mínimo es importante. Luego, cuando estuvimos en el Grupo Eroski, entre 1990 y 2004, también. El tema es que la estructura mínima ya la hemos conseguido para ser competitivos en el mercado.

La competencia en el sector de la distribución, ¿es sana?

Sí. La competencia, si es leal y con reglas limpias, siempre es sana.

¿Y con su más directo competidor, Mercadona, también?

La competencia ofrece a los consumidores la opción de elegir. Y obliga a que las empresas espabilemos: a que mejoremos e innovemos. Si no hay competencia la naturaleza humana hace que nos acomodemos. Y eso no es bueno, ni para la empresa, ni para los trabajadores, ni para los consumidores. Es bueno que en el mercado valenciano estén las cadenas competidoras: Mercadona, Lidl, Carrefour y otras. La necesidad hace virtud.

¿Qué le parece la propuesta de Podemos de crear una red de supermercados públicos en España para combatir el brutal impacto del IPC en los alimentos?

Desde el más profundo respeto a todos los partidos políticos e instituciones las cooperativas somos neutras en las valoraciones políticas. Queremos tener buena relaciones comerciales gobierne quien gobierne. Dicho lo cual, es un error dicha propuesta. El sector público es necesario pero tiene que estar para apoyar al privado. El sector público debe colaborar a generar empleo y garantizar que los consumidores tengan asegurados los alimentos. Cada vez que el sector público ha creado empresas, sean financieras o de otro sector, no han acabado bien. No está acostumbrado el sector público a gestionar empresas de distribución comercial.

¿Qué impacto sobre la economía puede tener la guerra en Ucrania en este 2023 en el que Alemania ya ha entrado en recesión? ¿Qué consecuencias prevé en España?

Alemania ha entrado en recesión. A ver qué pasa. Sea como fuere, algunas fuentes pronosticaron una recesión en España que no ha ocurrido. El sector turístico tiene los hoteles llenos para este verano. Por tanto, no parece que la crisis económica sea tan grave en España. Los consumidores alemanes han reaccionado a la inflación reduciendo el consumo y por eso el país germano está en tasas negativas de crecimiento. Se ha resentido la demanda interna. En septiembre, cuando volvamos de vacaciones sí hay incertidumbre en España. ¿Y qué pasará con el paro? Si el desempleo no sube el consumo se puede mantener. Sí estamos viendo que la marca propia nuestra, sobre el porcentaje total de ventas ha crecido. El consumidor cada vez mira más lo que consume. Compra más veces y con menores importes. Se fija cada vez más en los precios y en las ofertas. Los productos de gama más alta han bajado sus ventas. En cualquier caso, eso no ha propiciado que las ventas disminuyan a pesar de la inflación o de la guerra en Ucrania.

Y después de las elecciones políticas, ¿qué?

Gobierne quien gobierne hay que apostar por un tejido empresarial fuerte y que apueste por el empleo. El paro es lo que más afecta a la economía y, por tanto, al negocio de las empresas de distribución.

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