Global Omnium lidera dos proyectos del Perte de Digitalización del Agua con 15,5 millones

El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico ha adjudicado al Grupo Global Omnium dos de los proyectos que ha presentado a la primera convocatoria del Perte de Digitalización del Agua, por un importe de 15,5 millones de euros. El MITECO ha proporcionado así financiación a 30 de los 158 proyectos presentados al Perte, que cuenta con una financiación total de 200 millones, de los que los proyectos de Global Omnium han logrado 7,6 y 7,9 millones cada uno.

Ambos proyectos cuentan con un plazo de ejecución de 24 meses a partir de enero de 2024, cuentan con un presupuesto total de más de 27,8 millones de euros y beneficiarán de forma directa a una población cercana a los 2 millones de habitantes.

Ciclo del agua

Uno de los proyectos (7,6 millones) es SHINE-AMV, que ha obtenido la segunda máxima valoración de los presentados. Liderado por Aguas de Valencia, se centra en la digitalización del ciclo integral del agua en el área metropolitana de Valencia.

En este sentido, presenta una visión global de todo el ciclo en cuanto a que actúa tanto en las infraestructuras de captación y tratamiento de agua, sistemas de transporte de agua en alta, redes e infraestructuras urbanas de suministro de agua potable y saneamiento, como en sistemas de colectores generales y estaciones de depuración de agua, estando todos los sistemas interconectados entre sí, pero gestionados por distintos operadores y administraciones.

En total participan siete administraciones (València, Mislata, Burjassot, Rafelbunyol y Bonrepòs i Mirambell, EMSHI y EPSAR), dos empresas mixtas (Emivasa y Emimet) y dos empresas privadas (Global Omnium Inversiones y Aguas de Valencia).

Digitalización

El otro proyecto, DigitAMED (7,9 millones) está orientado a la digitalización en municipios de costa del arco mediterráneo -Gandia, Sagunt, Calp, Altea, la Pobla de Farnals, Altafulla y Miramar-, que cuentan con una población estacional que se duplica en los meses de julio y agosto y, debido a su situación geográfica, son extremadamente vulnerables a los efectos climáticos adversos derivados del cambio climático, como inundaciones o desabastecimiento derivado de la sequía.