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Argentina en shock: Milei devalúa la moneda y pone en marcha un fuerte ajuste fiscal, con alza de impuestos y precios

El tipo de cambio oficial pasará de 400 pesos por dólar estadounidense a 800 pesos por dólar

Argentina hace una fuerte corrección en el tipo de cambio oficial.

Argentina hace una fuerte corrección en el tipo de cambio oficial. / EFE

Abel Gilbert

En medio de una gran expectativa de los mercados, el entusiasmo de los que le creen a pie juntillas en las promesas de Javier Milei y un temor de ribetes apocalípticos entre los argentinos que no lo votaron, el Gobierno de ultraderecha anunció su plan de shock con el que intentará refundar la economía de este país y librarse, según las propias palabras presidenciales, del "colectivismo". El programa fue comunicado por el ministro de Economía, Luis Caputo a las 17 horas local. El "plan motosierra" contempla un draconiano ajuste fiscal que busca alcanzar el déficit cero en un mediado plazo, una fuerte devaluación del peso, la moneda local, del 118%, la liberación de los precios de los combustibles y el transporte público, las tarifas de luz, gas y agua, el sistema de salud privada y los productos de consumo. También se promoverá una apertura irrestricta de las importaciones, una reducción de los ministerios de 18 a nueve y de dinero a las provincias, y un fortalecimiento de las políticas sociales sin intermediarios políticos para los que sufrirán el tsunami económico. Los salarios, se admitió, quedarán pulverizados.

"Estamos frente a la peor herencia de la historia, con déficit fiscal del 5% del PIB y un Banco Central sin dólares, y una inflación que castiga a los argentinos todos los días. Si seguimos como estamos vamos camino a una hiperinflación. Nuestra misión es evitar esta catástrofe", dijo Caputo. "El gran problema es el déficit fiscal: gastamos más de lo que se recauda. Nunca hemos resuelto el problema. Somos adictos al déficit y por eso caemos en crisis recurrentes y buscar falsos culpables a lo largo de 100 años. Lo que venimos a hacer es solucionar esto de raíz". Antes de la intervención televisiva, se reportaron subas en los precios de los alimentos del 100%. La ministra de Exteriores y economista, Diana Mondino, descartó una intervención del Gobierno para frenar la augurada estampida de precios. "El valor será lo que el mercado decida".

Caputo valoró el coraje de Milei de poner en marcha el programa. "Llega al Gobierno un candidato que explica esto y la gente lo vota. Estamos frente a una oportunidad histórica porque logró que la sociedad entendiera que no hay más dinero". El ministro no dudó en reconocer que se vienen días muy difíciles. "Vamos a estar durante unos meses peor que antes. Es preferible decir una verdad incómoda que una mentira confortable. El presidente nos pidió que nos enfoquemos en los que más sufren. Vamos a duplicar los planes de asistencia alimentaria y de dinero a las familias".

Mientras Caputo explicaba el alcance de sus medidas, el presidente paricipaba de la tradicional celebración judía de Jánuca de Jabad en un templo de una coqueta zona capitalina. "Sabemos que las fuerzas del cielo van a apoyar a la Argentina y sobre todo, van a apoyar a Isral en este momento. ¡Muchísimas gracias y viva la libertad, carajo!".

Apoyo del FMI

El Fondo Monetario Internacional (FMI), acreedor de Argentina desde 2018, cuando prestó al presidente Mauricio Macri 45.000 millones de dólares, que tuvieron que ser refinanciados por el Gobierno saliente en condiciones desfavorables, salió a respaldar el "plan motosierra". Según el organismo "estas fuertes acciones iniciales apuntan a mejorar significativamente las finanzas públicas de una manera que proteja a los más vulnerables de la sociedad y a fortalecer el régimen cambiario". La "aplicación decidida" por parte del Gobierno "contribuirá a estabilizar la economía y a sentar las bases de un crecimiento más sostenible y liderado por el sector privado.

El trago amargo

Milei había anticipado el pasado domingo que "no hay alternativa" a un ajuste de esta naturaleza. El "trago amargo" no recae sobre la "casta política", tan demonizada en días de campaña, sino sobre el Estado fundamentalmente y, lo ha anticipado, el mismo Caputo provocará al principio mayor pobreza, cesantías, recesión y una inflación que en 2024 podría ser superior al 222%, de acuerdo con Latin Focus Consensus. Para el presidente esa es la única medicina eficaz para ver una "luz" al final del túnel. El flamante mandatario no hizo más que glosar el mismo discurso que en 1989 dio el presidente Carlos Menem para poner en marcha un plan similar de corte neoliberal. Menem saltó del populismo peronista al neoliberalismo, acompañando los movimientos políticos propios de la caída del Muro de Berlín. Argentina, dijo entonces, requería de una "cirugía mayor sin anestesia". La paridad entre el peso y el dólar, sostenida sobre la base de privatizaciones y endeudamiento externo, duró una década y concluyó con el llamado corralito financiero, un estallido social y la caída del Gobierno del presidente Fernando de la Rúa.

Argentina vuelve a escuchar como novedosas a las mismas imágenes de un cuerpo enfermo y probar la misma receta en un cuadro económico y social mucho más grave que el de tres décadas atrás, con una pobreza cercana al 45%, una inflación que este año será superior a 150%, reservas monetarias en el BCRA de unos 21.000 millones de dólares y una deuda externa de 419.291 millones de dólares, agravada por el préstamo de 45.000 millones del Fondo Monetario Internacional (FMI), contraído en 2018 por la administración de Mauricio Macri.

El Gobierno gastará tanto dinero como el estipulado en el presupuesto del año que concluye, sin actualización por inflación. De esta manera, el alza del costo de la vida funcionará como una poda natural y el gasto caerá en términos reales de manera drástica, cerca del 60%. No casualmente, la palabra en boca de todos los economistas es por estas horas "licuación", una manera de decir que será la inflación misma la ejecutora del ajuste fiscal. Eso impactará en los salarios de los empleados públicos, las pensiones y los planes de asistencia social. Pero también en la actividad económica general porque la obra pública, que, dijo Caputo, será congelada, requiere de una importante cantidad de industrias.

El desafío en el Congreso

La ultraderecha debe delinear a su vez las medidas que remitirá al Congreso, y que van desde los impuestos y las privatizaciones a una reforma radical de la estructura del Estado. Esa hoja de ruta ha sido elaborada por Federico Sturzenegger, presidente del Banco Central durante el Gobierno de Mauricio Macri, en conjunto con Eleonora Urrutia, nada menos que la esposa de Hernán Büchi, el hombre que lideró las reformas económicas neoliberales en Chile durante la dictadura del general Augusto Pinochet.

La revolución conservadora que propone Milei no la tendrá fácil en el Parlamento: La Libertad Avanza (LLA), su partido, sólo cuenta con 36 diputados sobre 257 y siete de los 72 senadores. Necesitará de los favores de la derecha tradicional y, además, otras fuerzas opositoras.

El bastión opositor bonaerense

Una de las peculiaridades del proceso político que se ha iniciado es que la provincia de Buenos Aires, el principal distrito económico y electoral, donde a la vez se concentra el flagelo de la pobreza, es administrada por el peronismo. "Me permito parafrasear lo que se dice hoy: ¡Viva la Justicia Social, carajo!", dijo su gobernador, Axe Kicillof, al asumir por segunda vez ese cargo, y en clara alusión a Milei. La exvicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner participó de la ceremonia y dejó entrever dónde estará la fuerza de impugnación al proyecto de LLA. El gobernador reconoció que será muy difícil la convivencia con un Ejecutivo nacional que, dijo, tiene la legitimidad de las urnas. La provincia necesitará de la Nación como el agua. "Los bonaerenses evaluaron que lo que falta en materia de vivienda, de educación, de salud, de infraestructura no se consigue ni con motosierra ni con ajuste", dijo.