Entrevista

Iker Marcaide: "En Valencia puedes montar proyectos ambiciosos con la conexión adecuada"

El valenciano Iker Marcaide cambió Boston por su tierra tras fundar una firma que hoy vale 5.000 millones de dólares sin renunciar a otros grandes retos

Iker Marcaide, antes de la  entrevista, en la sede de Levante-EMV

Iker Marcaide, antes de la entrevista, en la sede de Levante-EMV / Fernando Bustamante

Ramón Ferrando

Ramón Ferrando

Acaba de anunciar su entrada en el hidrógeno verde con la empresa Matteco. ¿Qué futuro le ve al hidrógeno verde?

Yo creo que es una gran oportunidad. Yo le veo un futuro prometedor si tenemos en cuenta las necesidades de descarbonización por el cambio climático. La descabonización ha pasado de ser una conversación de científicos a una necesidad imperiosa. La realidad es que para solucionar esa ecuación tiene que haber una combinación de esfuerzos. La electrificación llega hasta un cierto punto. Es complicado pensar en el uso de baterías en barcos o aviones. Ahí la solución a día de hoy está en los combustibles fósiles. La transición más sencilla es a un combustible renovable y la ventaja del hidrógeno verde es que se produce con energías renovables.Es una oportunidad.

Los expertos alertan de que el proceso de electrólisis para producir hidrógeno verde es ahora mismo excesivamente caro.

A día de hoy hay una diferencia entre el coste de producción y el precio que debería tener para competir con otro tipo de hidrógenos contaminantes. Es prácticamente el doble. Pero hay que tener en cuenta que las opciones contaminantes cada vez van a ser más caras.

¿Por el pago de derechos de emisiones de CO2?

Por ejemplo. Yo creo que irán convergiendo debido a que la opción más contaminante subirá de precio con el tiempo y la opción más verde bajará. Esa diferencia de precios se está cubriendo ahora con incentivos públicos.

¿Cuál es la innovación que ofrecen desde Matteco?

El coste de producción de hidrógeno verde a día de hoy es demasiado alto. El objetivo número uno es reducir ese coste y es lo que hacemos. Cuando analizas el coste de producción de hidrógeno, lo que piensas es en la energía que se necesita para facilitar la reacción química de separación del agua en hidrógeno y en oxígeno. La clave es cómo de eficientes son tus equipos que generan la reacción y que se llaman electrolizadores. La innovación de Matteco está construida sobre diez años de investigación del equipo de Gonzalo Abellán, que es el cofundador y director tecnológico del proyecto.

¿Gonzalo Abellán y su equipo provienen de la Universitat de València?

Sí. Ellos han trabajado más de diez años en nuevos catalizadores, que son los materiales que facilitan la reacción química de separación del agua en hidrógeno y oxígeno. El consumo energético de esa reacción química es crítico y, por tanto, incide en la competitividad del hidrógeno verde. Tu electrolizador puede funcionar en distintas condiciones que lo hacen más o menos eficiente. Y este material (desarrollado por Abellán) posibilita tener densidades de corriente muy altas.Es decir, un mejor aprovechamiento de los sistemas, lo cual reduce el coste de producción. También el coste de los equipamientos, porque pueden ser más pequeños.

Entonces, ¿el mecanismo que produce la reacción es más eficiente?

Sí, reduce hata un 30 % el consumo energético de la reacción química.

¿Van a vender los derechos para utilizar ese sistema o el material directamente?

Nosotros ofrecemos al mercado el catalizador en formato polvo o en recubrimiento de un electrodo.El electrodo es la parte del electrolizador que facilita la reacción química. Hoy en día estamos produciendo muestras en nuestro laboratorio en la Universitat de València. Esas muestras están siendo testeadas, validadas e incorporadas en los electrolizadores. Nuestros clientes directos son los fabricantes de los electrolizadores. Estas máquinas son las que compran los que van a desarrollar un proyecto de generación de hidrógeno verde. Ahora estamos escalando eso a nivel industrial para producirlo en la fábrica que vamos a inaugurar en el polígono La Andana (Paterna). Es una fábrica de casi 10.000 metros cuadrados donde vamos a tener una capacidad instalada de un gigavatio.

¿Qué inversión están acometiendo y qué plantilla tendrá la fábrica?

En los dos próximos años vamos a invertir quince millones de euros. A día de hoy, somos un equipo de 25 personas.La plantilla va a crecer hasta los cien empleados. Ya tenemos clientes en Europa yAsia. Con ellos estamos trabajando para escalar nuestros productos dentro de sus sistemas.

Usted viene de una familia académica y se ha convertido en un emprendedor. ¿Cómo fue?

Yo, igual desde la ingenuidad, fundé mi primera empresa con 26 años. Era peerTransfer, que ahora se llama Flywire. Igual ahí se me cayeron un poco abajo las barreras entre lo que es posible y lo que no es posible.Las claves son si cuentas con pasión, con compromiso, con un equipo tan motivado como tú y eres capaz de enamorar. Ese es el arma secreta de los emprendedores. Esa capacidad de enamorar y de contagiar entusiasmo a todo el mundo que te rodea. He emprendido de maneras muy distintas. En el primer proyecto sí que fui fundador único y CEO durante los cuatro primeros años. Después, cuando volví a València, he sido cofundador de distintos proyectos, como por ejemplo Imagine Montessori School, CoCircular o Woodea o el proyecto de barrioLa Pinada (Paterna). Ahora con Matteco vuelvo a ser CEO y cofundador de un proyecto. Una cosa es ser cofundador de un proyecto y otra ser quien lo está liderando. Son dos enfoques muy distintos.

En total, ¿en cuántos ha participado?

En una docena.

Iker Marcaide

Iker Marcaide / Fernando Bustamante

¿Qué le llevó a fundar un colegio?

Cuando volví de Estados Unidos en 2014, lo que al final descubrí es que a mí lo que me motiva es crear proyectos. Probablemente incluso diría que la parte de creación hasta un cierta escala. A partir de ahí, creo que la naturaleza de las empresas cambia y es más el momento de un gestor que el de un emprendedor. Entonces quería hacer empresas que tuvieran un impacto positivo en nuestro entorno socioambiental. Mi gran motivación es mi familia y cómo puedo utilizar herramientas, empresas que para mí son herramientas, para mejorar el bienestar de mi familia. Me di cuenta de que el bienestar de mi familia está ligado al bienestar de los demás. Eso me ayudó a llegar a la conclusión de que resolviendo retos sociales o ambientales que pueden beneficiar a muchas personas y al planeta estoy contribuyendo al bienestar de mi familia. Cuando empecé a buscar colegio y visitaba distintos colegios me recordaban a cómo yo había estudiado. Una educación muy dirigida, poco personalizada y poco guiada por los intereses y motivaciones que tenemos cada uno. Esto lo compartí con dos amigos y nos lanzamos a crear un colegio distinto. Un colegio como nos hubiera gustado tener a nosotros. Es un colegio que hoy tiene más de 400 niños en sus dos centros en València y La Pinada.

Boston tiene un ecosistema emprendedor que facilita el crecimiento exponencial de los buenos proyectos. ¿Por qué volvió usted a València de Boston en 2014?

Yo llegué a la conclusión, e igual eso es algo que has tenido que vivir en el extranjero para darte cuenta, que realmente puedes montar proyectos ambiciosos y grandes proyectos desde cualquier parte del mundo mientras estés conectado con el mundo. Con la conexión adecuada no se tiene que renunciar a nada profesionalmente por estar en València.

Usted fundó Flywire, que hoy está valorada en 5.000 millones de dólares. ¿Por qué dejó la empresa?

La estuve liderando cuatro años como CEO. Yo siempre intento construir las empresas sin ser el cuello de botella.Es decir, que tengan vida propia. En primera instancia me convertí en padre y yo tenía claro que quería estar en València. Después, creo que la empresa había llegado a un estado de maduración con un equipo muy bueno, capital e inversores.En cuanto a encajar la necesidad del cliente con el producto, creo que en el momento que di un paso atrás teníamos como 400 universidades por todo el mundo y éramos los líderes globales (en el pago de matrículas académicas en el extranjero). La empresa estaba moviendo 1.000 millones. También te das cuenta de que siendo CEO de una empresa puedes centrarte en un reto. Igual yo aspiraba a poder crear una plataforma donde pudiera permitir al talento vincularse con retos que le motiven. Y esto significa ser más cofundador y menos CEO. Entonces para mí era un paso natural, no sólo geográfico, teniendo en cuenta que la sede de la empresa está repartida entre València y Boston.

¿Tiene alguna vinculación con la empresa?

Estuve durante un tiempo en el consejo y ahora como accionista.