Los valencianos pagan 5.200 euros más por cada coche matriculado tras la pandemia

El coste de adquirir y registrar un vehículo se ha disparado de media en la Comunitat Valenciana casi un 33 % desde 2019, prácticamente el mismo porcentaje al que se han reducido las ventas en la autonomía

Entre los factores para el alza están la aparición de modelos más tecnológicos y sostenibles, así como el cambio de gusto hacia los SUV

El volumen sobre el total de compras de turismos usados, más asequibles económicamente, se incrementa en pleno contexto inflacionario

Una clienta prueba un coche en un concesionario de Castelló, en una imagen de archivo.

Una clienta prueba un coche en un concesionario de Castelló, en una imagen de archivo. / Gabriel Utiel

Comprarse un coche requiere, cada vez más, rascarse el bolsillo. Es lo que dejan claro los últimos datos de la Agencia Tributaria relativos a las matriculaciones de coches en la Comunitat Valenciana, que remarcan que el coste de adquirir e inscribir un turismo para poder circular se había incrementado de media al cierre de 2023 hasta los 21.133 euros. Es un importe significativo si se tiene en cuenta que, en 2019, realizar ambas acciones suponía un desembolso de 15.922 euros. O lo que es lo mismo, que en relación a antes de la pandemia, cada valenciano que se ha comprado un coche ha pagado 5.200 euros más, una subida de casi un 33 % en solo cuatro años.

Eso sí, a pesar de este incremento, adquirir un coche y pagar el impuesto de matriculación en la autonomía valenciana sigue siendo mucho más económico que hacerlo en la gran mayoría del país. Porque realizar estas gestiones en España es, de media, 2.500 euros más caro, una brecha que se ha incrementado en casi 400 euros respecto a antes de la covid. Con todo ello, solo en Baleares (19.945 euros), Murcia (20.575) y Canarias (20.848) estas compras resultan más rentable.

Pero, más allá de comparativas territoriales, hay otra circunstancia fundamental en el mercado. Y es que el incremento de los precios se produce en un momento marcado por una reducción drástica de ventas en el sector. No en vano, según los datos de Hacienda, en todo el pasado año se matricularon en la Comunitat 102.572 coches, un 32 % menos que los que se registraron en 2019. Dos factores, a fin de cuentas, que no son inconexos.

Venta de un coche en un concesionario de Castelló, en una imagen de archivo.

Venta de un coche en un concesionario de Castelló, en una imagen de archivo. / Gabriel Utiel

Inflación y cambio de gusto

Porque en un contexto inflacionario como el que ha venido experimentando tanto la autonomía como España y Europa en los últimos años derivado de los efectos de la propia pandemia y, especialmente, de las consecuencias de la guerra de Ucrania, ese desembolso económico al alza resulta cada vez más difícil de realizar, sobre todo con unos ahorros que cada vez han menguado más para hacer frente a subidas como la de la cesta de la compra o la vivienda. Eso ha hecho que, por ejemplo, el porcentaje de vehículos usados sobre el total que se han matriculado haya pasado del 20,8 % en 2019 al 23,9 % el pasado año.

A este horizonte externo se añaden otros más internos en el mercado. Por un lado, un cambio en el gusto de los clientes que adquieren los coches. No en vano, de los ochos modelos más vendidos el pasado año en España, seis eran SUV -un tipo de modelo que simula la estética de un todoterreno y que suelen ser más caros que los compactos- y de los dos restantes, el Dacia Sandero -el modelo más vendido del país y, también, uno de los más económicos- cuenta con una versión como el Stepway que se asemeja también a ese tipo de vehículo.

Coches de Renault, listos para venderse, en un concesionario de Alicante.

Coches de Renault, listos para venderse, en un concesionario de Alicante. / Héctor Fuentes

Más tecnología y sostenibilidad

Además de este punto, está el hecho de que normativas climáticas más restrictivas como la que tiene Europa para la automoción sumadas a los avances tecnológicos que se han ido añadiendo a los modelos están haciendo que el coste de producir este tipo de vehículos sea más alto. Esos mayores costes, junto a esas menores ventas que se han dado en paralelo, acaban resultando otro pilar clave para que los fabricantes opten por subir sus precios y evitar así una caída drástica de su negocio.

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