Campo valenciano
La investigación es la clave de la nueva revolución verde en la agricultura
Cuatro expertos debaten sobre el futuro agrario en la Comunitat Valenciana con la implementación de las renovables y la eliminación de las emisiones de CO²
El futuro de la agricultura pasa por las energías renovables. El campo valenciano está ante un escenario en el que existe una imperiosa necesidad de reducir costes. Esto puede ser una realidad con la implantación de energías limpias, que contribuyen a reducir —o eliminar— las emisiones de CO² y ser más respetuosos con el entorno.
Esta semana Raonem, el programa Levante TV, ha abordado las políticas medioambientales en el mundo agrícola y para ello ha contado con los puntos de vista de cuatro profesionales del sector: Carlos Baixauli, director del Centro de Experiencias Cajamar en Paiporta; Juan Arbona, director de planta Fertiberia de Sagunto; Elena Domínguez, investigadora en liberación controlada y calidad del suelo en AIMPLAS; y Vicente Faro, presidente del Comité de Agricultura Ecológica de la Comunitat Valenciana.
La mesa de debate, moderada por el periodista Juanma Romero, puso el foco en el potencial de investigación que hay detrás del sector. Vicente Faro, presidente del Comité de Agricultura Ecológica de la C. Valenciana consideró que es fundamental aportar conocimiento e investigación para mejorar: «Se están utilizando muchos lugares para obtener plantas fotovoltaicas, —que hacen falta— pero sin abandonar las zonas de cultivos que sean fértiles».
En opinión de Carlos Baixauli, el sector agrario y la renovables van de la mano. «Si hablamos de biogás, los residuos de la agricultura son ingredientes necesarios para que las plantas de biogás generen metano. El digestato lo podemos usar como fertilizante», afirmó el director del Centro de Experiencias Cajamar en Paiporta.
Por su parte, Juan Arbona puso el acento en la importancia de transformar los fertilizantes y otros insumos para producir sin huella de carbono, lo que permitiría «descarbonizarnos y lograr la independencia energética y la autonomía alimentaria», resaltó.
Revolución verde
La tecnología ha conseguido que la agricultura de un salto de gigante y esté ante una auténtica revolución verde. «Incorporamos a materiales plásticos las barreras de liberación controlada en la que tenemos microorganismos para mejorar la nutrición de suelos», afirmó Elena Domínguez, investigadora en liberación controlada y calidad del suelo en AIMPLAS. En palabras de Juan Arbona, esta revolución «va a ser renovable y rapidísima. Tenemos todo para ser los que lideremos esta nueva revolución industrial».
Además, es clave buscar fórmulas de bioeconomía, ya que «reducir agua significa reducir el uso de fertilizantes. La agricultura ahora tritura los restos de poda y los incorpora al suelo. Eso es una vía de descarbonización. Posteriormente se mineraliza y esa materia pasa a ser nutriente para las plantas, aseguró Baixauli.
Las nuevas generaciones están acostumbradas a trabajar con tecnología y van a cambiar la forma de producir en el campo»
La Comunitat Valenciana tiene zonas más desfavorecidas como los secanos. En el interior hay un secano muy importante que se puede aprovechar para «cultivos energéticos y es una zona a proteger porque la forma de parar la desertificación es favorecer el secano. Éste deja de hacer avanzar al bosque o monte de forma incontrolada y acolcha la zona de regadío», comentó Vicente Faro.
Feromonas en el campo
Aunque a priori se trate de dos elementos contrapuestos, estos convergen para dar soluciones sostenibles en la nueva revolución verde. En la línea biotecnológica se emplean feromonas para lograr la conocida como «confusión sexual». «Las feromonas se introducen en los plásticos con una tecnología que hace que vayan liberándose poco a poco, contó Elena Domínguez.
«En los arrozales hay unos palos con punta negra con un celofán en el extremo. Ahí hay impregnada una feromona que hace que la polilla del arroz se confunda. El macho no llega a copular con la hembra y así eliminamos la siguiente generación. Esto está disminuyendo el uso de los fitosanitarios o de los plaguicidas», detalló Baixauli. Sin duda, un paso más hacia esa revolución en el campo con el uso de elementos más respetuosos con el medio ambiente que reducen la huella de carbono.
Jóvenes en la agricultura
El sector agroalimentario es un sector de futuro. Este es un momento de cambio estructural con una agricultura profesionalizada. «Desde el móvil puedes controlar cómo está la humedad suelo, el efecto de las plagas... Las nuevas generaciones están acostumbradas a trabajar con la tecnología y van a cambiar esa forma de producir en el campo», consideró Vicente Faro. Aunque queda trabajo por hacer para atraer a los jóvenes. Para Elena Domínguez, el objetivo pasa por que «esa agricultura de precisión motive al joven agricultor a ver el resultado y el beneficio económico que obtiene por ello».
Trasladar un mensaje positivo es la clave. «Para que el agricultor se quede se requiere de cierto tamaño. Ahora estamos trabajando en la agricultura super intensiva en la que con pequeñas superficies multiplicamos por diez las producciones, por ejemplo, de higos. Podemos producir lo mismo con 4.000 metros que con 40.000», contó Baixauli.
Producto más saludable
¿Estos cambios redundan en el producto final haciéndolo más saludable? Al existir alternativas al uso de plaguicidas inevitablemente los niveles de residuos contaminantes van a caer gracias a las nuevas tecnologías aplicadas al campo.
«El objetivo es buscar subproductos o a través de biotecnología sintetizar el material plástico, incluso residuos de algas... Preferiblemente que sean inocuos y biodegradables en el suelo. Y seguir en la línea de no consumir fuentes fósiles como el petróleo, consideró Elena Domínguez.
«La llave de todo la conseguimos con unos fertilizantes muy ajustados de precio, energías limpias para que el cultivo sea eficiente gastando lo justo de energía y agua, una agricultura de precisión, etc. Tenemos que poder producir nuestos alimentos de alta calidad nutricional sin el impacto sobre el medio amnbiente y que mantengan una población en el entorno rural, concluyó Vicente Faro.
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