Los elevados precios del aceite agotan los plantones de olivos

Muchos agricultores están buscando en el olivar la rentabilidad que no obtienen en otros cultivos, como los cítricos.

Plantones prestos para su comercialización

Plantones prestos para su comercialización / Levante-EMV

Los agricultores que quieran plantar olivos en España tendrán que esperar porque las plantas se han agotado en la mayoría de los viveros, ante el aumento disparado de la inversión en el olivar intensivo. «No hay olivos» es la respuesta que están dando estos días los viveros consultados por Efeagro en el sur de España, donde se concentra la producción olivarera. En este momento del año, a principios de la primavera, suelen plantarse los nuevos olivos, que tardarán todavía unos años en dar sus primeros frutos. En la Comunitat Valenciana sucede otro tanto. 

José Forcadell, secretario general de la asociación de viveristas de la Comunitat Valenciana Asfplant, asegura que en el territorio hay pocos productores de plantones, pero los pocos que hay están prácticamente sin existencias precisamente por la demanda disparada. «No queda nada», asegura este agricultor que lleva cuatro años transformando una finca de cítricos que tenía en otra de olivar. ¿Por qué? Porque naranjas y mandarinas «ya no eran rentables para mí». Menciona como culpables a los intermediarios y los bajos precios.

Forcadell explica que el año pasado, inicialmente, no tuvo problemas para conseguir plantones porque realizó la reserva de este producto con dos meses de antelación. Así que en Pascua consiguió la mayor parte de lo que necesitaba. Pero en abril, cuando volvió, «ya no quedaba nada de lo que quería. Este año reservé también con tiempo pero me dijeron que les quedaba poco y lo que quedaba se lo llevaba la gente fuera el tipo de olivar que fuera». Y hay diferencias, porque «la variedad arbequina es más productiva, mientras que la picual da más calidad», asegura el también presidente de Asfplant. El precio de los plantones oscila entre los tres y los diez euros, en función del tamaño. Los motivos de este auge, según Forcadell, están claros: «El precio del aceite de oliva está haciendo de reclamo».

Perspectivas

En ello coincide con el presidente de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja), Cristóbal Aguado, quien destaca que «cuando un cultivo tiene unas buenas perspectivas económicas por su alta demanda, como ahora es el caso del aceite, en el sector surge una reacción por parte de personas ilusionadas que hacen una apuesta en busca de un futuro más claro. Esto es una evidencia del carácter emprendedor del sector agrario, siempre atento a las tendencias y las necesidades del mercado». 

Con más de 25 años de experiencia en la producción y venta de plantones de oliva nebulizados de más de 30 variedades, la empresa cordobesa de viveros La Conchuela reconoce que «los viveros no pueden abastecer la demanda actual de plantones de olivo debido a los precios del aceite, la caída de los precios de la almendra y el pistacho, y los fondos de inversión», informa Efeagro.

El campo se está transformando y muchos están viendo en los máximos históricos que han alcanzado las cotizaciones del aceite de oliva una oportunidad para sacar un mayor rendimiento a sus tierras. La variedad que más escasea es la picual, utilizada en los cultivos intensivos de regadío, en los que más se está invirtiendo actualmente, según la empresa, que vende a España, Portugal, Francia e Italia.

Viveros

En Jaén, el gerente de la compañía especializada en plantar olivos Agrariaolive, Manuel López, afirma que los viveros se encuentran actualmente «saturados» y que, en su caso, ya tienen reservadas plantas para la primavera de 2025. Justifica el aumento de la demanda a un cambio de mentalidad en el campo en el que priman «la rentabilidad y la productividad».

Frente al olivar tradicional, que depende de la lluvia y tiene un coste aproximado de 4,5 euros por kilo, el sistema intensivo o superintensivo implica plantar olivos en seto que pueden regarse y producir en cinco años, con un coste de menos de un euro por kilo.

Un campo de olivos en València

Un campo de olivos en València / Levante-EMV

Según la última encuesta oficial sobre superficies y rendimientos de cultivos, en España había 2,78 millones de hectáreas de olivar en 2023, de las que 1,9 millones eran de secano (69 %) y 874.533 hectáreas, de regadío. En la última década, el olivar de regadío ha pasado de representar el 24 % de la superficie a ocupar el 31 % actual. La extensión de olivar aumentó el año pasado en todas sus categorías, sobre todo en las destinadas a mesa y doble aptitud (tanto para mesa como para aceite).

El presidente del Consejo sectorial de Aceite de oliva de Cooperativas Agroalimentarias de España, Rafael Sánchez de Puerta, asegura que el proceso de modernización «era previsible» y que «se está acelerando la plantación de olivar en seto en aquellas zonas donde hay agua por su fácil mecanización». No obstante, recomienda ser «más prudente en la planificación», puesto que quien esté haciendo las cuentas ahora con los precios actuales del aceite «se equivoca», ante la previsión de que bajen en algún momento. 

Producción

La caída de la producción en las últimas dos campañas como consecuencia de la sequía ha elevado a máximos los precios, pero este año ya se han superado las expectativas de producción iniciales, con casi 830.000 toneladas recogidas en los primeros cinco meses de campaña, de octubre a febrero.

Despacio, casi céntimo a céntimo, pero sin pausa desde el pasado 8 de enero, el precio del aceite de oliva lleva unas semanas registrando bajadas en sus precios en origen, es decir, en los importes a los que la industria lo paga a los agricultores. Este descenso en el primer eslabón de la cadena alimentaria es un indicador claro de que, dentro de unos meses, esas mismas bajadas podrían llegar por fin a los consumidores. Eso sí, los descensos son todavía tímidos y difícilmente revertirán el incremento de casi el 70% que experimentó el aceite de oliva en los supermercados durante 2023. La subida del año pasado, asegura el sector, ha llegado para quedarse, aunque sí podría moderarse algo, informa María Jesús Ibáñez.

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