Las gasolineras automáticas se disparan tras la covid y ya suponen un tercio del total

Sus bajos precios, la valoración de su modelo tras la pandemia o una inversión menor para arrancar son algunos de sus atractivos

Una mujer llena el depósito en una estación de servicio automática de Alicante. | HÉCTOR FUENTES

Una mujer llena el depósito en una estación de servicio automática de Alicante. | HÉCTOR FUENTES / Juanma vázquez. valència

Cada vez es más habitual, especialmente en los grandes núcleos poblacionales, encontrarse estaciones de servicio sin personal, lugares en los que el usuario detiene su vehículo, llena el depósito, paga en una máquina el importe requerido y arranca de nuevo sin más. Un modelo de negocio, el de las gasolineras automáticas, que tras la pandemia de la covid-19 está fructiferando a ritmo vertiginoso. Tanto que a día de hoy representan ya prácticamente un tercio del total de instalaciones de repostaje de carburante en la Comunitat Valenciana, uno de los territorios en el que este tipo de establecimientos está proliferando con mayor fuerza. «Están creciendo una barbaridad y van a seguir haciéndolo», destacan sobre ello fuentes del sector en la autonomía a este diario.

Una percepción que confirman los últimos datos –correspondientes al cierre del año 2023– dados a conocer por la Asociación Nacional de Estaciones de Servicio Automáticas (Aesae). No en vano, estas cifras señalan que hoy en día la valenciana es la segunda autonomía –solo por detrás de Cataluña– donde estas estaciones automáticas cuentan con más presencia. Su volumen alcanza ya las 357 estaciones –casi la mitad de ellas en la provincia de Valencia–, lo que supone un 29 % del total –según estimaciones de Aesae– y cuatro puntos y medio más que en 2022. Una tendencia –al alza especialmente desde que en 2018 la Comunitat fuera de las primeras en derogar la legislación contraria a este modelo que había impulsado– que se explica por una conjunción de factores.

Precio y calidad

«Los motivos fundamentales es que hay un producto y servicio de calidad y el precio es muy competitivo», destaca al respecto Manuel Jiménez, presidente de Aesae, sobre la base que está haciendo a los consumidores cambiar su lugar de repostaje cada vez más hacia este tipo de establecimientos automáticos que no dejan de aumentar en número.

Pese a esos dos factores generales, fue una situación coyuntural como la covid la que «favoreció» definitivamente un servicio que no implica tener contacto social en la propia estación para llenar el depósito y pagar, una situación positiva que se vio beneficiada posteriormente por esos menores precios de su combustible cuando los efectos más graves de la guerra en Ucrania hacían estragos en los bolsillos de ciudadanos y transportistas.

Junto a esas circunstancias, existe un elemento –destaca Jiménez– que hace al territorio valenciano ser aún más proclive de lo normal a la aparición de este tipo de negocios. Y ese no es otro que el mayor tránsito –como pasa en Cataluña– de una flota pesada «interesada» en favorecer este modelo para que hubiera más competencia y, con ello, también mejores precios para sus trayectos.

Facilidad para iniciarlo

Pero detrás de la proliferación de las estaciones automáticas también hay un motivo que entronca directamente con una mayor facilidad en la puesta en marcha de estos negocios. En este sentido, Manuel Jiménez recuerda que frente a un estación de servicio tradicional en la que suele haber una tienda u otros servicios complementarios, las estaciones automáticas muchas veces «solo tienen lo básico» y sus estructuras laborales suelen ser también «más sencillas» al tener menos personal.

Traducido, estas situaciones suponen afrontar un gasto fijo mucho menor para el empresario que decide montar una gasolinera automática, tanto que Jiménez estima que el coste de las mismas puede ser hasta un tercio del que implica poner en marcha una tradicional. Un atractivo más para un negocio que «está en los primeros años», pero que el dirigente de Aesae cree que tiene margen de recorrido para acabar suponiendo entre «el 60 y el 70 % del mercado», ya que «cada vez más los clientes se van a dar cuenta que hay que mirar los precios».

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