Tiempo de fusiones entre las empresas citrícolas

Torres y Llusar protagonizan la última integración del sector al crear el grupo Iberian Premium Fruits. Prevé crecer un 20 % y realizar nuevas compras

Las fusiones de compañías citrícolas permite afrontar con fuerza algunos de los principales retos del sector.  | ‘activos’

Las fusiones de compañías citrícolas permite afrontar con fuerza algunos de los principales retos del sector. | ‘activos’

José Luis Zaragozá

José Luis Zaragozá

Unirse o morir. La concentración en el principal cultivo y más exportador de la Comunitat Valenciana, y de buena parte de Murcia y Andalucía, los cítricos, continúa imparable de la mano de los fondos de inversión y de los verdaderos protagonistas del mercado, o sea las empresas naranjeras. Las grandes bolsas de dinero desembarcan en esta actividad ante un apetito que también se traslada a otras explotaciones de frutas y hortalizas. El último movimiento, registrado a principios de este mes, llega de la mano de Torres y Llusar, participada por MCH Private Equity y SanLucar Fruit. Acaban de poner en marcha el grupo Iberian Premium Fruits con la intención de convertirse en el líder europeo en producción y distribución de naranjas y mandarinas ‘premium’ así como de otros productos de alta calidad.

La corporación, con 1.200 empleados, aglutinará algo más de 1.100 hectáreas de producción propia entre España y Sudáfrica, con una oferta de más de 25 variedades de naranjas y mandarinas y más de 100.000 toneladas de fruta comercializada al año desde sus instalaciones repartidas entre Almenara y Chilches. La compañía, en plena expansión, prevé un crecimiento del 20% respecto a la campaña anterior, en la que alcanzó los 136 millones de euros.

¿Por qué se agrupa el negocio naranjero ? Según el informe ‘Cítricos: un sector puntero pese al complicado contexto’, elaborado por CaixaBanbk Research, la actividad citrícola española «se enfrenta a una situación complicada, por la creciente competencia, el debilitamiento de la demanda y el fuerte repunte de los costes de explotación». Además, una vez que la demanda se ha ido normalizando, tras superar lo más duro de la pandemia, las cotizaciones de los cítricos muestran una tendencia bajista durante estas dos últimas décadas.

Mientras tanto, debido al exceso de minifundismo, no es extraño el abandono de las pequeñas explotaciones por falta de rentabilidad. La Comunitat Valenciana ha perdido 34.000 hectáreas de superficie dedicada a cítricos en esta última década, lo que ha supuesto la desaparición de 71.600 explotaciones de menos de 20 hectáreas (cuya superficie media es de menos de una hectárea) en lo que llevamos de siglo, según el ‘Diagnóstico del Sector Citrícola de la Comunitat Valenciana’.

Con todo, esa no es la situación que se ve desde la barrera de las grandes firmas y propietarios del ámbito naranjero, que son las que controlan el mercado, tanto la producción como la comercialización. Lo tiene claro la empresa resultante de la integración de Llusar y Naranjas Torres. «La creación de Iberian Premium Fruits se enmarca dentro del plan de consolidación y crecimiento, tanto a en el ámbito nacional como internacional, lo que permitirá realizar nuevas y constantes adquisiciones», explica el director general de la compañía, Xavi Nolla. En su opinión, se abre una nueva etapa que permitirá que la firma se consolide como «entidad líder en exportación de frutas premium». Así, la nueva corporación anuncia que seguirá con la compra de nuevas compañías.

La historia reciente

También lo tienen claro otros fondos de inversión, como Fremman Capital, dueño de The Natural Fruit Company, que protagonizó la última gran operación de 2022, pendiente de cerrar los flecos, con la compra de Bollo International Fruits, una empresa centenaria valenciana cuya marca además de cítricos incluye sandías, melones y otras variedades de fruta exótica. Entre las dos mercantiles sumarán más de 7.000 hectáreas de producción propia de cítricos, melón y sandía distribuidas entre España, Brasil y Senegal.

The Natural Fruit Company, con sede en Murcia, nació precisamente con la unión de tres firmas: la valenciana Fruxeresa, Frutas Naturales y Frugarva. En la actualidad cuenta con una facturación superior a los 250 millones de euros, con un volumen de fruta de 480.000 toneladas anuales, incluidas las de Bollo. La compañía adquirida con sede en Benifairó de Valldigna pertenecía a la familia Vercher.

Unos años antes, Atitlan, controlada por Roberto Centeno, compró la compañía de cítricos Frutas Romu. La firma inversora del yerno de Juan Roig se refuerza en alimentación al hacerse con una compañía que opera en España y Reino Unido. Por otro lado, la histórica saga familiar de los Martinavarro pasó a formar parte del fondo Miura Private Equity, que sirvió de vehículo para crear Citri&Co, que con posterioridad incorporó en sus filas a Río Tinto, Perales y Ferrer y dos últimos operadores que nada tienen que ver con el mundo citrícola: Frutas Esther y la brasileña Famosa, especializada en melones.

«Las fusiones permiten afrontar con fuerza algunos de los principales retos del sector, que exige, entre otros aspectos, un mayor tamaño de los operadores para poder invertir en el cultivo de variedades diferenciales. También permiten invertir en tecnología para los procesos productivos e innovaciones de cara a poder diferenciar el producto en los mercados internacionales», destaca el mencionado informe de CaixaBank.

Oportunidades en el mercado

Y aún queda mucho por comprar. Según el citado informe de CaixaBank, el sector citrícola de España cuenta con 54.418 explotaciones (el 5,9% del total), con una superficie agrícola utilizada de 288.365 hectáreas (1,2% del total), lo que da un tamaño medio muy bajo (poco más de 5 hectáreas). De hecho, es uno de los sectores agrarios con menor superficie media, solo por delante de las frutas tropicales, «un factor que condiciona su viabilidad, en la medida que limita las mejoras en la productividad al dificultar la adopción de tecnología y su modernización», advierte el informer del servicio de estudios de CaixaBank.

¿Seguirá este año la concentración? El atractivo para los fondos de inversión se mantiene porque el sector hortofrutícola español es uno de los más importantes del mundo: ocupa la octava posición a nivel global y la primera en la UE, con casi dos millones de hectáreas destinadas a estos cultivos y una producción de más de 28 millones de toneladas, que supera los 15.100 millones de euros.

El suelo rústico, tal como constatan las últimas estadísticas del Ministerio de Agricultura, sigue ganando protagonismo como activo refugio para los inversores a la vista de las compraventas y los precios que se pagan por la tierra cultivable en toda España desde 2019, incluida la C. Valenciana. Aunque el negocio del ladrillo continúa dando grandes rentabilidades después de tres años de pandemia, también los grandes inversores y los fondos de capital riesgo han convertido algunas explotaciones agrarias en su punto de mira. Y por eso ahí están los cítricos, cuyo precio medio por hectárea se sitúa en 42.208 euros, lo que supone un 5,2% más que hace dos años, según el Ministerio.

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