Colchones artesanales y personalizados gracias a su propio algoritmo

La valenciana Wizleep produce un área de descanso individual con cinco módulos hechos a medida

Jorge Crepo, con uno de los colchones

Jorge Crepo, con uno de los colchones / Foto: J.M. López.

Ramón Ferrando

Ramón Ferrando

La empresa emergente valenciana Wizleep ha diseñado un colchón personalizado gracias al uso de un algoritmo propio. Jorge Crespo, fundador de la compañía, descubrió el nicho de mercado de los colchones a medida tras trabajar diez años en el sector y tener dificultades para conseguir uno que se ajustara a las necesidades de su madre. Cada colchón de Wizleep se produce de forma artesanal en un taller de València. La compañía acaba de arrancar con la comercialización y ha entrado en Lanzadera para pulir su modelo de negocio.

Crespo explica que su colchón está compuesto por cinco módulos de espuma diferentes para ajustar las necesidades de reposo de la cabeza, hombros, parte intermedia del cuerpo y las dos piernas. «Adaptamos cada pieza a las necesidades del comprador para conseguir una alineación perfecta de la columna con el objetivo de proporcionar un descanso óptimo. Lo hacemos para una persona o para dos dividiendo el colchón en dos mitades (con cinco módulos cada una)», precisa Crespo. «En el caso de los colchones para parejas, lo dividimos en dos mitades porque cada persona tiene unas medidas diferentes. La compra de un colchón al final es como la de unas gafas. Necesitas una superficie que se acople perfectamente a tu cuerpo para obtener el mejor descanso», señala Jorge Crespo.

El fundador de la compañía destaca que el sector del descanso está muy necesitado de innovación. «No hay una gran innovación desde hace dos décadas con la introducción del viscoelástico», apunta. La principal novedad de Wizleep es que los clientes tienen que introducir sus medidas corporales y peso para que el algoritmo diseñe el colchón que se acople a sus necesidades.

El colchón tiene una base compuesta por setecientos muelles pequeños y encima van las capas de espuma. «El algoritmo calcula cómo tienen que ser las capas. Utilizamos material viscoelástico y no viscoelástico. Es una espumación con un poro muy abierto que permite que el colchón transpire.Nosotros utilizamos poco viscoelástico a pesar de que esté de moda. Al viscoelástico le afecta la temperatura. La firmeza del colchón se reduce con el avance de la noche porque el viscoelástico es un material termorreactivo», advierte.

La empresa ofrece colchones de 135, 150, 160, 180 y 200 centímetros de ancho por 190 centímetros de largo. «No hacemos colchones para niños porque crecen y se descuadra todo», aclara. Jorge Crespo indica que confía en cerrar el año que viene con medio millón de euros de facturación. Cada colchón cuesta 699 euros y solo se pueden comprar por su web.