¡Viva la felicidad…nórdica!

Gonzalo Belenguer

Gonzalo Belenguer / Daniel Tortajada

Gonzalo Belenguer/Director general de Redit

Más allá de nuestra innegable calidad de vida y nuestras costumbres insustituibles, les invito a que reflexionemos sobre la sostenibilidad de nuestra sociedad. No con una mirada meliflua y ñoña sino con la intención de entender un factor decisivo para nuestro viaje vital.

Es paradójico que nuestro ‘sol y tapas’ no sea imbatible cuando hablamos de felicidad. Eso es lo que refleja, precisamente, el último Informe Mundial sobre la Felicidad 2024 de Naciones Unidas, según el cual Finlandia, por séptimo año consecutivo, Suecia y Dinamarca son los países más felices del mundo. Este informe, realizado por la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible, analiza seis factores: apoyo social, ingresos, salud, libertad, generosidad y ausencia de corrupción. ¿Y España? Paradójicamente, vuelve a bajar respecto al año anterior; situándose, en el puesto 36 de los 146 países analizados.

Otro elemento esencial sobre nuestro modelo de desarrollo lo constituye el cómo somos de sostenibles. Un elemento que debe invitarnos a la reflexión son las conclusiones del Informe Europeo de Desarrollo Sostenible 2023, realizado por la Comisión Europea, y aquí, casualidades de la vida, esta tríada también es intratable. Los ‘winners’ de la sostenibilidad europea, vuelven a ser los ‘fríos nórdicos’. 

Con ánimo de evitar las suspicacias y, sobre todo, validar un modelo económico patrio, amparado en los grandes discursos de valor añadido, quisiera compartir los resultados del último Regional Innovation Scoreboard, de la propia Comisión. 

Como intuirán, la Champions League de la innovación europea, está copada por estos tres mismos países, cuya población total, es de 20,6 millones de personas, menos de la mitad que la población española, con un PIB por persona que duplica el español.

Sin ánimo de caer en las trifulcas actuales de toda índole, más proclives a la confusión que a la construcción, son datos que debieran hacernos reflexionar sobre nuestro momento vital y las miradas adecuadas que requiere el futuro. 

El modelo actual, basado en bajos costes, no puede soportar la estrategia de valor añadido de las regiones de referencia. La oportunidad está en el factor diferencial, en la excelencia. 

La vía de despreciar el talento, los activos estratégicos de toda índole, la cultura propia y hasta la posición geoestratégica nos ha llevado a esta situación y a esta dependencia foránea. 

¿Imaginan si por una vez, en esta historia de oportunidades perdidas que es España, aunáramos visiones, esfuerzos, pusiéramos todas nuestras capacidades al servicio, real, de nuestros conciudadanos? 

Éste es el reto, querer saber qué país queremos legar a las generaciones futuras. Un país, donde además de disfrutar de nuestro sol y nuestras tapas, desarrollemos todas esas potencialidades. Sin duda, un lugar donde ser, plenamente, feliz ‘a lo nórdico’. 

¡Es tiempo del Mare Nostrum y su futuro!