Araceli Císcar prefirió conocer el mundo laboral a los 17 años antes que meterse en la universidad, pero se define como una «alumna permanente del San Telmo», instituto de formación de empresarios donde ha cursado muchos programas formativos destinados a directivos y propietarios. Ha enfocado su formación hacia la industria alimentaria. Según predica, el camino del éxito está en «la voluntad de qué quiero llegar a hacer, cuánta formación quiero».
La empresaria, segunda generación en la firma familiar Dacsa, ha sido responsable de la expansión internacional de los últimos años de un grupo que en 2015 presentó una facturación de 327 millones, por debajo de los 367 de 2014. Cuentan con 546 empleados en estos momentos.
Para este año prevén poner en marcha nuevos proyectos: desde hace unos meses tienen en funcionamiento una planta de harinas especiales en Zamora, la parte más innovadora del grupo; y van a replicarla en Polonia. También allí van a poner en marcha una planta de envasado de arroz, para dar respuesta a la demanda del mercado de distribución polaco. Y están explorando el mercado de Ucrania para tratar de asentarse en la región más oriental europea. También en Valencia prevén montar un molino de harinas y sémolas de arroz.
