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El campo valenciano

Una campaña que sonríe al sector citrícola

La temporada naranjera llega a su fin. las cotizaciones en el campo han sido entre un 15 % y un 20 % superiores a las del año pasado y el sector ha conseguido mantener el nivel de las exportaciones

La campaña citrícola llega a su fin. «Hay satisfacción en el campo valenciano porque los precios pagados a los agricultores han sido entre un 15 % y un 20 % superiores, en términos medios, en comparación con la temporada anterior». Lo confirma Jenaro Aviñó, presidente de la Mesa de Cítricos de la Lonja de València, observatorio de referencia en el sector que semanalmente actualiza cotizaciones de las variedades más representativas de los agrios. La calidad de la fruta ha sido mejor y la merma de producción, más acusada en explotaciones de la Comunitat Valenciana que en las otras dos grandes regiones productoras de cítricos (Andalucía y Murcia), han contribuido a esa recuperación de precios en origen y, por tanto, al crecimiento de la renta de los agricultores tras las desastrosas últimas temporadas. Así las cosas, los precios pagados en el campo por la fruta durante la primera parte de la campaña y con mayor volumen de cosecha (navelina, en el caso de las naranjas; y clemenula, marisol y oronula, entre las mandarinas) «superan con creces» los valores alcanzados en ejercicios precedentes, explica Aviñó.

Mientras tanto, por la mandarina estrella tardía 0rri -variedad protegida de origen israelí y cuyos licenciatarios exigen altos royalties para cultivarla y comercializarla- se han llegado a pagar algo más de 12 euros por arroba (es decir, 12,78 kilogramos) mientras que por la nadorcott -cuyo obtentor internacional es una mercantil en manos del Reino de Marruecos- también se han superado los 10 euros por arroba. Y eso que estas últimas variedades han tenido menor calibre, sobre todo las procedentes de Huelva y Sevilla -con grandes explotaciones de terreno controladas por naranjeros valencianos como Martinavarro, entre otros- debido a las condiciones climatológicas adversas en zonas andaluzas a finales del año 2017.

El efecto regulador de las grandes fábricas de zumo en España (entre estas figuran Zuvamesa, Agriconsa y Dafsa) tirando de la demanda «también ha contribuido a aumentar los precios de la fruta en fresco», explica Aviñó. Con todo, ha habido algún aspecto negativo y que han venido denunciando la Unió de Llauradors y AVA-Asaja: el repunte de robos en los campos ante los mejores precios que se han desembolsado esta campaña al agricultor tanto para consumo en fresco como para industria. Respecto a las ventas, a pesar del recorte de producción, las cifras de exportación se han podido mantener. Según los últimos datos conocidos, que proporciona el Comité de Gestión de Cítricos, hasta el 31 de marzo se han vendido en el exterior -la Unión Europea acapara el 90 % del mercado- 2,8 millones de toneladas, una cifra similar a la del mismo período de tiempo del año anterior. Alemania, Francia, Reino Unido y Países Bajos han sido los principales destinos.

Y puestos a buscar otro aspecto menos favorable, los productores han seguido denunciando que son el eslabón más débil en la cadena alimentaria. Tal como ha comprobado la Unió de Llauradors, la Agencia de Información y Control Alimentario (AICA), del Ministerio de Agricultura, ha abierto varios expedientes de investigación sobre los precios aplicados en sus ofertas de cítricos por parte de algunas cadenas de distribución, pues han vendido naranjas y mandarinas por debajo de los costes de producción.

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