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China y Brasil alarman al sector agroalimentario

La subida de precios de las materias primas por la mayor demanda del gigante asiático y las graves sequías en sudamérica ponen en alerta a la industria alimentaria y acentúan la batalla en la distribución

Una cosechadora carga la soja sobre una tolba en una gran finca de Argentina. | EFE/Gustave Ércole

La subida mundial del 40 % de los precios de los alimentos como consecuencia del incremento del valor de las principales materias primas, según revela el índice de la FAO (la agencia de la ONU para la alimentación y la agricultura) de junio, vuelve a poner en alerta a la industria agroalimentaria y al sector de la distribución. El precio del aceite de oliva virgen extra ha subido más de un 36 % el último año, mientras el maíz o la cebada superan el 20 %. Y así, otras materias primas. El incremento generalizado del coste de los alimentos en origen, el mayor de la última década, provoca ya una revisión de las estrategias empresariales, tanto de las industrias como de las cadenas del gran consumo.

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Según el citado indicador de la FAO, la reapertura de las economías desarrolladas «no hace más que añadir presión a los productores de alimentos de todo el mundo». Y es que la pandemia solo evitó temporalmente la tormenta perfecta sobre el negocio alimentario. Hay diferentes causas. Una es la voracidad de China por cereales básicos como el trigo o la soja, productos que sirven de base para su creciente industria alimentaria, incluidas sus firmas cárnicas. Otra es la grave sequía que sufre Brasil (otra de las despensas del planeta). Y, en tercer lugar, los precios disparados de los aceites vegetales para responder a la demanda energética del biodiésel .

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El análisis realizado por el economista de la FAO Abdolrez Abbassian, según indica Financial Times, constata que «los países que dependen de los agricultores extranjeros para sus productos básicos se han visto seriamente afectados por el aumento de los precios mundiales de los alimentos». Por otro lado, algunos exportadores han introducido aranceles en sus ventas, como Rusia, para sus envíos de trigo. Y Argentina, en un intento del Gobierno por frenar la escalada alcista de los precios, ha decidido paralizar sus exportaciones.

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También la Comisión Europea advierte de los peligros para la economía. Ese incremento de precios de las materias primas los deja en los niveles más altos de hace una década y desata el pánico a una ola de inflación. Además, en el corto plazo ahonda la preocupación de la industria alimentaria de toda España, cuyos márgenes comerciales se estrechan. Así las cosas, grandes multinacionales como Nestlé y Coca-Cola ya anuncian que el impacto se traducirá en un aumento de los precios de sus productos.

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Repercusiones

¿Qué hacer? En su informe de gestión, el director general de la Federación Española de Industrias y Bebidas (Fiab), Manuel García de Quevedo, reconoce que desde 2020 «las materias primas que utilizan las empresas del sector han sido objeto de una subida hasta valores de los que no se tenían referencia durante los últimos 15 años». Considera necesario tomar medidas tras haber permanecido estables esos precios hasta ahora y destaca el «desafío sin precedentes que elaboradores de alimentos, empresas y trabajadores han sabido adaptarse». Por otro lado, no descarta un aumento del proceso de concentración de empresas.

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Las recientes advertencias de la FAO están siendo un aviso para navegantes. De hecho, otros analistas del sector advierten de que el incremento de los precios lo sufrirán las economías más pobres, que tienen una alta dependencia de las importaciones de materias primas; aunque también lo notarán los países avanzados. Y dicen que el temido efecto a otra ronda de la inflación se notará en los supermercados y restaurantes. Por eso, al final las empresas trasladarán el incremento de costes al consumidor final.

Un estudio de la consultora Simon-Kucher revela que el 40 % de los fabricantes españoles de alimentos prevén subir precios, ya que las materias primas estrangulan los márgenes comerciales de la alimentación. Esa incertidumbre que genera la pandemia elevará los procesos de fusión y concentración del sector en estos años posteriores de recuperación económica, según indica la consultora y auditora EY en su informe «Fusiones y adquisiciones en el sector de consumo y distribución: múltiplos de valoración 2020».

Impacto en la distribución

La distribución comercial es otro sector que revisa sus estrategias. Viendo lo que está sucediendo y la cantidad de cadenas de supermercados que se han ido sumando a una ‘batalla de precios’, expertos de la consultora Kantar sostienen que esa «tensión» seguirá activa durante todo el año. Así lo han reconocido a lo largo de este 2021 los máximos responsables de Mercadona, Consum, Lidl, Aldi o Carrefour, entre otras empresas. «En 2020 iniciamos una estrategia para facilitar el ahorro a todas las familias, que continuará durante el presente ejercicio conscientes de la importancia que en estos momentos tiene el precio para el consumidor español», reconocía recientemente Alexandre de Palmas, director ejecutivo de Carrefour.

Desembarco de los fondos

Y a río revuelto ganancia de pescadores. Los fondos de inversión, que rebosan de liquidez, no parecen saciar su apetito de empresas agroalimentarias durante estos tiempos. Tras varios años de descensos, las transacciones protagonizadas por este tipo de firmas de inversión durante 2020 y 2021 han recuperado dinamismo en el mercado español, una tendencia que, según los expertos, se mantendrá a lo largo de los próximos años. Aunque algunas compañías alimentarias han hecho parte de sus deberes y han empezado a internacionalizarse, otras necesitan capital para seguir expandiéndose.

En la Comunitat Valenciana el desembarco de fondos en empresas alimentarias no cesa. A principios de este año Taste, gestionado por DeA Capital, anunció el acuerdo alcanzado con la familia Martinavarro para comprarle el 60 % de las participaciones que el grupo posee en Alimentación y Nutrición Familiar (Alnut). Además, el fondo británico Sunridge Partners compró la firma citrícola Albenfruit, con sede en Algemesí. A finales de 2020, Nazca Capital entró en Eurocebollas. Y también Atitlan, el grupo empresarial fundado por Roberto Centeno -yerno de Juan Roig- y Aritza Rodero, adquirió Frutas Romu, compañía murciana de producción de cítricos. ¡Que pase el siguiente!

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