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El vidrio que construye el mundo

El que tropieza y no cae, avanza camino. El refrán define a la percepción la trayectoria reciente de la empresa aragonesa Ariño Duglass, especializada en la fabricación de vidrio de alto valor para construcción, ferrocarriles y barcos de lujo, entre otros sectores. La crisis de 2008 les puso en un brete y comprometió su futuro, pero logró salir del pozo fortalecida y cuenta actualmente con unas previsiones deslumbrantes en cuanto a crecimiento, empleo o comercio exterior. Todo ello con unas exportaciones que llegan a más de 60 países y suponen el 80% de la producción.

El resurgir de la compañía no ha sido por casualidad, sino fruto de una estrategia cimentada en la inversión en I+D, la calidad de producción y, sobre todo, el impulso de las ventas fuera de España. «El gran mérito es que hemos demostrado que es posible la internacionalización sin deslocalización. Vendemos en los cinco continentes y seguimos siendo competitivos produciendo desde Zaragoza», señala el director general, Raimundo García-Figueras. Su especialización en el segmento premium de la industria de vidrio, junto con la privilegiada situación logística de Aragón son otros de los ingredientes de su receta de éxito.

Esta pyme industrial, propiedad al 50% de la familia Tarragó y Mariano Ariño, se encuentra inmersa en el desarrollo de un ambicioso plan de inversiones para duplicar la capacidad de fabricación de vidrio que tiene su fábrica de La Puebla de Alfindén, a 18 kilómetros de la ciudad de Zaragoza. La compañía ha destinado este año 4,5 millones de euros a un proyecto para modernizar la planta y dotarla de la maquinaria más puntera, pero la cuantía se elevará hasta 14,5 millones en los próximos años para ahondar en economía circular, digitalización y los objetivos medioambientales de la Agenda 2030.

El plan de transformación va a optar a financiarse con los fondos europeos de reconstrucción. Obtener estas ayudas aceleraría las inversiones, algunas de ellas ya iniciadas, y aseguraría la creación de 100 empleos, que se añadirían a los 150 actuales. La cartera de pedidos de la compañía rebosa de proyectos, lo que le permite tener cubierta la producción de todo 2022. Entre los encargos figuran cristales para trenes de Alemania, Reino Unido y Nueva Zelanda o la Universidad de Oxford.

Los resultados económicos también son brillantes: en 2020 duplicó los beneficios, con un ebitda de 1,6 millones. La facturación de 2021 rondará los 18 millones.

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