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OPINIÓN

Desvestir un santo para vestir otro

Acequia en la huerta de Alboraia. |Ana Escobar

Alos agricultores que se van a ver afectados por el aumento del caudal ecológico del Tajo la cuenta no les sale. La disminución de 105 metros cúbicos al año del agua trasvasada al Segura supone un duro golpe para el sector agrario y ganadero del sur de la Comunidat Valenciana. El agua desalinizada no cubriría las actuales demandas, y eso sin contar con su inasumible coste para los agricultores, el conflicto está servido. Son entendibles las razones de fondo por los que se pretende el aumento del caudal ecológico, lo que no entiendo de ninguna manera es que se tome esta decisión a las bravas, sin tener en cuenta el impacto socio económico que va a tener en las zonas afectadas, y mucho menos sin tomar medidas para mitigar ese impacto. El daño ya lo ha calculado la universidad de Alicante, y lo cuantifica en unos 12.000 puestos de trabajo directos e indirectos en la provincia de Alicante y más de 5.000 millones de euros de impacto económico entre Alicante, Murcia y Almería. Lo que no está cuantificado es el daño que esto causaría con respecto al abandono de la agricultura y por tanto de los pueblos y los flujos de población rural hacia las ciudades por la falta de oportunidades laborales donde, por desgracia, probablemente contribuirán a engrosar las listas del paro. Con respecto a este tema me gustaría preguntarle a la ministra Ribera donde encaja esto en su ‘Estrategia Nacional frente al Reto Demográfico’ . Estas contradicciones vienen debido a entender la sostenibilidad únicamente desde el prisma del ecologismo obviando la sostenibilidad social y económica, porque la sostenibilidad o tiene tres patas o no se sostiene. También me gustaría preguntarle al president de la Generalitat, Ximo Puig. cómo encaja esto con la Agenda AVANT (Agenda Valenciana Antidespoblación) o con su política agraria. No sé si a él le salen las cuentas, pero a los agricultores seguro que no, y desde UPA-PV le pedimos que ponga pie en pared con este tema y defienda los intereses de los agricultores alicantinos antes de que se busquen a otro al que votar al año que viene. La agricultura, el agua y el despoblamiento están íntimamente ligados, estos retos deben afrontarse de forma conjunta, requieren de proyecto y de más visión política, de lo contrario lo que se consigue es desvestir un santo para vestir otro.

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