La política valenciana vivió en la histórica noche del 24 de mayo unas cuantas paradojas. Los 31 escaños del PP no le dan para otra cosa que para sentirse vencedor moral tras 20 años de aplastantes mayorías. Un PSPV en su mínimo histórico queda en disposición de volver al Palau de la Generalitat dos décadas después. Y Podemos, con un resultado brillante, histórico, vivió con un ligero sabor de frustración su primera participación en unas autonómicas que la convierten en la quinta fuerza política, con 274.000 votos (el 11,2%) y 13 diputados.

«El cambio lo protagoniza Podemos. Hemos comprobado que cada vez que se abren las urnas Podemos crece», celebraba al filo de la medianoche un entusiasmado Antonio Montiel ante sus militantes. Con una mayoría de izquierdas en las Corts, Podemos será decisivo para el cambio, bien apoyando a una coalición de izquierda, bien absteniéndose para favorecer un gobierno PSPV-Compromís.

El partido de Antonio Montiel (Jaén, 1958) se medía con sus ambiciosas expectativas de convertirse en la primera fuerza de la izquierda, y también con unos sondeos en los que ha ido retrocediendo y que a última hora le daban entre 14 y 16 escaños, siempre por encima de Compromís. En la línea de meta, la formación liderada por Pablo Iglesias se vio desbordada por los valencianistas.

Esa clave, el factor Mònica Oltra (la política valenciana más valorada) y el estratosférico resultado de Joan Ribó en el cap i casal, explica el frenazo de Podemos respecto al resto de España. Aquí ya existía un «Podemos valenciano». Los de Pablo Iglesias han sacado mejor resultado en Madrid (tercera fuerza con casi el 19%) o Aragón (más allá del 20%). En esos escenarios, los podemitas sólo competían con el PSOE e IU.

Junto a esta lectura, Podemos queda también por detrás de Ciudadanos, que tras unas semanas de intensa presencia mediática y sólo con lucir el rostro de Albert Rivera se ha convertido en el partido referencia de la «nueva política». Al final de la partida, la expectativa de sustituir al PSPV como referencia del centro izquierda tendrá que conformarse solo con el espacio de EU, el gran damnificado de la noche electoral. El «asalto a los cielos» que pretendía Podemos queda simplemente en una entrada con fuerza en las Corts.

Podemos, con todo, ha agitado el electorado y la movilización contra el PP. Su apoyo, aunque sea en forma de abstención, es vital para que un hipotético gobierno de coalición PSPV-Compromís lleve a Ximo Puig al Palau de la Generalitat. Todo queda abierto ahora para el escenario de pactos. La izquierda tiene la mayoría absoluta y Podemos, con un ojo en las Generales de noviembre, puede elegir qué hacer: si apoyarlo o evitar el desgaste con una abstención sin que corra riesgo el Consell para la izquierda.

Montiel celebró anoche el retroceso del bipartidismo. «No solo el PP pierde sus apoyos, también el PSOE tal como decíamos, ha tenido un descenso. El bipartidismo [por debajo del 50%] como se ha entendido se ha acabado. Hay un nuevo tiempo, un nuevo escenario en la C. Valenciana», proclamaba anoche en un local de la calle Túria de Valencia, respaldado por su candidatura y la dirigente estatal Àngela Ballester. Sin llegar a hablar de pactos, Montiel dio la bienvenida a un «nuevo tiempo de pluralidad, generosidad y diálogo. Los valencianos se han despedido de la vieja forma de hacer política», aseguró. «Somos gente responsable, en los próximos días iremos viendo», señaló a Levante-EMV.

El líder valenciano de Podemos reivindicó el éxito de llegar a las Corts casi sin haber estrenado su sede: «Podemos acabó de constituirse hace justo cien días. Hemos puesto en marcha una fuerza parlamentario determinante, con un discurso nuevo, sin los recursos de los bancos», concluyó.