Elecciones 23J

El tropiezo de Feijóo y la dureza de Abascal complican el final de la campaña al PP

El líder de Vox eleva el tono con su postura sobre Cataluña si llega al Gobierno y hoy tendrá el protagonismo en el debate en RTVE

En Génova aseguran que mantienen intacto el optimismo y que "la suerte está echada" de cara al 23J, y acusan al PSOE por su "nerviosismo"

El candidato del PP a la Moncloa, Alberto Núñez Feijóo.

El candidato del PP a la Moncloa, Alberto Núñez Feijóo. / EFE

Paloma Esteban

A cinco días de las elecciones generales, el PP insiste en transmitir tranquilidad y optimismo. En la dirección consideran que “la suerte está echada” y no contemplan que, salvo errores mayúsculos o algún factor sorpresa en el debate a tres de este miércoles al que Alberto Núñez Feijóo no acudirá, el veredicto popular vaya a cambiar sustancialmente. “En tan pocos días y en pleno verano la gente no va a dar ningún vuelco, ni a cambiar fácilmente de opinión”, aseguran dirigentes en la recta final. Pero no esconden que, en comparación con la semana pasada, “que fue absolutamente espectacular”, dicen, pensando en cómo se desarrolló el cara a cara con Pedro Sánchez, estos días la tensión está en máximos. Quedan las horas más complicadas.

El PP reprocha al PSOE su “nerviosismo” y considera que el problema de Pedro Sánchez es que “ya no remonta”. A su derecha tiene otro problema. Santiago Abascal conseguirá este miércoles un protagonismo importante como único líder de la derecha en el debate. Los populares creen que a pesar de su ausencia, el encuentro se convertirá en un “todos contra Feijóo” y mantienen su tesis de que la mejor decisión era no ir. Pero algunos dirigentes reconocen que el debate es “imprevisible” y habrá que esperar a ver cómo actuán en un lado y otro.

Abascal ya copó titulares el martes a raíz de unas declaraciones sobre Cataluña. Dijo, como también piensan en el PP, que si hay una coalición nacional de ambos partidos “no tiene duda de que las tensiones” volverán a las calles de la mano del independentismo. Calificó la aplicación del artículo 155 de “chiste”, criticó la actuación del Gobierno de Mariano Rajoy por tibia, y lanzó una advertencia clarísima a Feijóo si le necesita para gobernar: “Con nosotros en el Gobierno ya le digo yo que esto no ocurrirá. Lo que hace falta cuando se produce un golpe de Estado es una intervención sostenida y duradera”.

El recado supone un golpe en la línea de flotación del PP, que mantiene un discurso muy distinto en Cataluña, convencido de que estas elecciones generales conseguirá un resultado histórico tras años muy malos en esa comunidad. Hasta el punto de que los sondeos que manejan en Génova les podrían situar como segunda fuerza, empatados con ERC y Junts. En el PP no esconden su disconformidad con este tipo de discursos: “En la política sobran frases como las que ha pronunciado Abascal”, dicen en el entorno más cercano a Feijóo. Y vuelven al debate: “A nosotros no nos viene mal que queden claras las diferencias. Es que PP y Vox no tienen nada que ver”, repiten.

La incertidumbre de ese debate, unido a cómo comenzó la semana para Feijóo, con un sonado tropiezo sobre las pensiones y la afirmación de que el PP siempre las revalorizó conforme al IPC (cosa que no fue cierta) han supuesto un cambio con respecto a la semana pasada, que empezó con el éxito del cara a cara frente a Sánchez y que fue a más según pasaban los días. El líder conservador quería remarcar que su partido siempre las subió, incluso en los años más difíciles (muchos al 0,25%) y que, a diferencia del PSOE, jamás las congeló. 

Pero el rifirrafe que mantuvo en TVE, la aclaración posterior (evitando rectificar) y otras réplicas del asunto como un polémico tuit de Esteban González Pons diciendo que la radiotelevisión pública es “un partido político” y que “perderá” el domingo, engordó uno de los días más tensos para el PP de toda la campaña. 

Si algo repiten en Génova desde el primer minuto es que había que evitar “errores” a toda costa. El enfado de los dirigentes del PP se mantiene por lo que consideran “la campaña de la mentira” lanzada desde Ferraz y que consiste, dicen los conservadores, en acusar a Feijóo de “fabricar bulos y ser un peligro para la democracia”.

En el PP creen que los socialistas “están pasando líneas rojas”, sobre todo, por la “desesperación” de lo que ocurrirá el domingo por la noche. Aún así, la recta final se ha complicado más de lo que estaba hace escasos días. La prudencia impera ahora en el discurso del PP, lejos de lo que se vio el fin de semana en Logroño y Pamplona, con Feijóo exhibiendo moral de victoria y apuntando como “difícil, pero posible” la mayoría absoluta. “No nos pongamos límites”, repetía.

El martes, en una entrevista en ‘Espejo Público’ se retrajo. En su equipo insisten en que los mensajes “son los mismos” y que el tono va cambiando en función del foro —“no es lo mismo un mitin que una entrevista” afirman— pero sus palabras también denotaron un cierto cambio: hace dos semanas aseguraba que el objetivo del PP “no es sacar 150 diputados” y que “a partir de 160 se podía hablar de un Gobierno en solitario”. El martes, Feijóo se moderó: “Obtener 150 escaños sería un resultado magnífico”. Precisamente en las últimas horas Narciso Michavila, presidente de Gad3 y demoscópico de cabecera del PP, dejó claro que los populares debían olvidarse de acercarse tanto a la absoluta.

Este miércoles Feijóo visita Las Palmas y el jueves irá a Valencia. Por la tarde hará una especie de precierre en Madrid, donde está previsto un gran acto. Ya el viernes se desplazará a Málaga y hará su último mitin en A Coruña, donde se espera uno de los discursos más simbólicos a modo de despedida de Galicia, convencido de que tras el domingo su lugar será la Moncloa.