Pablo Casado se dio ayer un baño de masas en València, tal como hizo el 19 de marzo, en San José. Entonces la ilusión estaba al máximo nivel en plena campaña por las autonómicas y generales. Ayer, en la carrera por las municipales y europeas, los ánimos estaban a la mitad. El apoyo que vino a prestar a la candidata al Ayuntamiento de València, María José Català, y al candidato a las europeas, Esteban González-Pons, estuvo algo empañado por los resultados electorales obtenidos el 28 de abril. Por eso Casado no eludió la autocrítica: «El PP ha escuchado a los votantes». Con los peores resultados de la historia del partido a nivel estatal y autonómico, Pablo Casado volvió a València como cómplice de la presidenta Isabel Bonig. Han unido su suerte para afrontar el sprint final hacia los ayuntamientos, la última oportunidad que queda al PP. Lejos de cuestionar su liderazgo frente a los populares valencianos y pedir explicaciones por los resultados, el presidente popular apostó doble o nada por ella: «La dirección está contigo».

Casado excusó los resultados autonómicos y señaló que se había producido una tormenta perfecta. Los candidatos elegidos por Bonig eran los adecuados y el programa también, pero la división del voto en la derecha sentenció las posibilidades de los populares para llegar a la Generalitat. Casado señaló dos culpables: Vox y Ciudadanos, y volvió a desmarcarse de ellos, ya no como la derecha legítima, sino como «la casa del centro derecha».

Sobreponerse y «salir a ganar»

Conscientes de la amenaza que suponen ambos partidos en los comicios del 26 de mayo, el presidente, cual entrenador que reúne a los jugadores en el vestuario, lanzó un mensaje claro y conciso: «A veces se gana y otras no, pero hay que sobreponerse y salir a ganar, ni por los colores ni por el escudo, sino porque lo que hagamos será lo mejor para las personas».

Tanto evitó Casado mencionar a Vox que sorteó un puesto en la plaza de la Reina donde el partido de Santiago Abascal repartía su programa. Fue a la salida de la Basílica de la Virgen de los Desamparados, que el presidente visitó antes del mitin.

La división del bloque quedó patente en los resultados electorales del 28A y Casado insistió en la necesidad del voto útil. Recordó que el 26 de mayo no solo se decidirán los alcaldes, sino implícitamente en la votación se decide si ser o no el contrapeso «democrático» desde los ayuntamientos a Pedro Sánchez para evitar que tenga «carta blanca» durante cuatro años. También fue un aviso a los valencianos: con las tres capitales de provincia del PP, se hará frente al Consell de Puig.

Esa fue la promesa que Isabel Bonig le hizo a su presidente. En el Ateneo Mercantil, con el Ayuntamiento de València al fondo, se comprometió a devolver las alcaldías de València, Castelló y Alicante porque en el poder de los territorios estará «la verdadera barrera defensiva del PP frente a tanto sectarismo y confrontación». Bonig lanzó el mensaje con los pesos pesados del PPCV en la sala: César Sánchez, Fernando de Rosa, Belén Hoyo, Luis Santamaría y César Sánchez, entre otros.

Para València, el PP defiende el sector automovilístico con la Ford a la cabeza, los cítricos y la innovación, sin olvidar las tradiciones, y todo ello, para Casado, lo encarna María José Català.

«Somos el centro reformista»

En la línea de resituar las siglas del PP, Esteban González-Pons aseguró que no se trata de cambiar el rumbo, «sino de recordar quiénes somos». Y dio la respuesta: «primero, somos el centro reformista y luego la derecha moderada». En su intervención, se esforzó en marcar distancias con la ultraderecha, «que apuesta por destruir la Unión Europea». Habló, en una referencia velada a Vox, de un partido que está «pegadito» al PP y que «quiere poner fronteras y segregar por el color de piel». «Un partido», añadió, «que es «nacionalista español y que representa un peligro, porque el nacionalismo, sea de donde sea, es el primer peldaño de la escalera del autoritarismo.

En la defensa de su candidatura González-Pons se erigió como el «único valenciano» que va en puestos de salida en las listas, a diferencia de Cs y Vox, a los que elevó a la categoría de «rivales del centro derecha». Y también reivindicó al PP como el partido «maduro e influyente que necesita Europa, el de la estabilidad y el que estuvo en su fundación»

Casado, por su parte, lo definió como «el mejor valenciano en las listas europeas», y dio por hecho que en la próxima legislatura presidirá al Grupo Popular en el Parlamento Europeo porque ahora, de facto, «ya lo hace».