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Entrevista

Papa Balla: "Confío en hacer real mi lucha en Podemos porque no tienen pactos con el capital"

Defiende la necesidad de que el Estado central dote de mayores competencias al consistorio para atender las llegadas de personas inmigrantes

Papa Balla en la manifestación contra la Europa Fortaleza. M. a. montesinos

Llegó hace 16 años a València y durante años vivió como inmigrante irregular, sufriendo la desigualdad en sus propias carnes. El activista Papa Balla es conocido por su activa lucha en pro de los Derechos Humanos en la ciudad de València y da ahora un salto a la política para formar parte de la lista de María Oliver en Podemos.

Es presidente de la Federación Unión Africana España y del Consejo Local de Inmigración e Interculturalidad. Ahora se presenta como concejal para el ayuntamiento por Podemos, ¿por qué la política y por qué Podemos?

Desde mi país, Senegal, nunca había querido entrar en el espacio político, porque no creía que mis valores tuviesen lugar en la política. Pero con el tiempo he visto que la política está en todos los espacios, en todos los proyectos sociales. Y yo soy un activista. La lucha social que estoy haciendo en la calle es la misma que la que puedo hacer en la política, solo que además puedes hacer leyes para que lo que estás exigiendo en la calle se haga realidad. Elegí Podemos porque pienso que es un partido que da mucha más posibilidades para llevar a cabo los proyectos, porque la mayoría de sus dirigentes vienen, como yo, de los movimientos sociales. Es como si estuviese en familia. Confío en hacer realidad mi lucha con Podemos porque no tienen compromisos con el capital ni las manos atadas por los bancos.

¿Cuáles cree que son los puntos fuertes de su programa?

El de lucha por una València verde, que sea un municipio de referencia medioambiental. También el tema de la vivienda, porque hay mucha gentrificación en València, lo hemos dicho muchas veces: València no está en venta y la especulación inmobiliaria tiene que parar. Pero también es importante para mí, como inmigrante, las políticas de igualdad. Porque ya seamos personas migrantes o locales, somos todos vecinos y todos tenemos las mismas preocupaciones: tener un trabajo y una vivienda digna.

Bueno, las preocupaciones pueden ser iguales, pero los obstáculos no son los mismos, ¿no?

Sí, es por ello que tenemos que trabajar esas desigualdades, porque lo que estamos buscando es la igualdad, el respeto. Hay que ser consciente de que las personas inmigrantes no tienen el mismo colchón social que los locales, por eso me gustaría fomentar medidas para que no haya ciudadanos de primera y segunda.

El colapso en el sistema de acogida dejó imágenes de personas solicitantes de asilo durmiendo a las puertas del CAI. Desde la Concejalía de Inmigración tuvieron que cambiar los baremos para darles alojamiento pese a no ser su competencia, ¿ve necesarias más atribuciones municipales?

La primera acogida es un elemento muy importante, ya que lo primero que necesita el inmigrante al llegar es un techo. Por ello la concejalía triplicó las plazas de acogida. Sí que es verdad que hay un problema de competencias entre las estatales, las autonómicas y las municipales, que tienen menos impacto económico. Pero desde la concejalía siempre se ha luchado para conseguir un albergue municipal en Benicalap y en Aiora, a pesar de que se obstaculizó la medida diciendo que lo único que fomentará estos centros será la delincuencia y la venta de droga. Queremos hacer ver que desde el ayuntamiento se puede montar un albergue municipal para personas inmigrantes ante el colapso del sistema, así como procesos de derivaciones. La inmigración trae siempre mano de obra y tenemos pueblos despoblados en los que ya no hay gente para trabajar. El ayuntamiento podría dar esa primera acogida de un par de meses en el albergue municipal y después derivarlos a ese otro sitio como una forma de paliar la despoblación. También creo que el Estado central debería dar mayores dotaciones a los municipios, sino es a nivel económico que sea a nivel de competencias.

Sé que está séptimo en las listas y que el CIS da 4-5 escaños a Podemos, pero no sé si se ha parado a pensar que, en caso de entrar, sería la primera persona negra en el hemiciclo, ¿cómo prevé la convivencia con la ultraderecha?

(Ríe) Sería muy interesante. Pero pienso que entrar en el consistorio es como lo que estoy haciendo. La gente de hecho me pregunta si tengo miedo por entrar con Vox, pero solamente coordinar o dirigir una organización social ya te da visibilidad para la ultraderecha. Haré lo que he aprendido en la calle: a luchar con todos los obstáculos. Los discursos de odio son siempre un peligro, pero seguiremos convenciéndoles desde la calle y, si tengo la oportunidad de entrar como concejal, trabajando para disminuir al máximo las desigualdades sociales para toda la ciudadanía valenciana.

Muchos comercios han pedido coto a la venta ambulante porque creen que es competencia desleal. ¿Tomarías medidas desde el consistorio?

No es verdad que sea competencia desleal. Esa afirmación es racismo institucional. Son discursos que señalan al más débil como el malo porque son los que no pueden defenderse. El mercado que tiene el mantero es totalmente diferente al del comercio local. La verdadera competencia desleal se encuentra en las multinacionales online, no en el mantero. Sí es cierto que venden productos ilegales, pero no dañan a la salud pública. Además, lo hacen con medios muy precarios. ¿Cómo una manta puede hacer competencia con un local? Es una venta que no solo lo hacen con medios precarios, sino que además lo hacen por sobrevivir. Eso no quiere decir que no se deban buscar soluciones para proteger a los manteros e introducirlos en cooperativas donde puedan emplearse en sus verdaderos oficios. Muchos son carpinteros o sastres en sus países de origen, pero la Ley de Extranjería no les permite ejercer un oficio hasta estar tres años empadronados. Así que al llegar es la primera forma de subsistencia hasta tener «papeles». Yo mismo he vivido esa desigualdad.

¿Empadronarse sigue siendo uno de los mayores problemas de las personas inmigrantes?

Ese ha sido mi caballo de batalla desde el primer día. Como presidente del Consejo Local de Inmigración fue mi primera medida porque el padrón es el mayor obstáculo para el inmigrante. Hay que tener en cuenta que en València hay gente que vive en los conocidos como «pisos patera» con un contrato para cinco personas en los que conviven muchas más y estos no tienen forma de demostrar que viven en esa casa. Así comencé una batalla para que el domicilio fijo no fuese imprescindible para poder empadronarse. Isabel Lozano (concejala de Igualdad) también nos ayudó en esto, porque las personas sin techo no podían acceder a las ayudas del consistorio al no tener padrón. Ahora todas las personas pueden empadronarse sin tener un domicilio fijo, aunque hemos advertido desconocimiento de esta medida en algunos centros de servicios sociales.

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