¿Hay espacio electoral en Cataluña para la lista independentista que quiere impulsar la ANC?

El órdago que ha enarbolado la entidad es la llamada "lista cívica", una alternativa a la estrategia de ERC y Junts

Ilustración multimedia destacado - escenarios electorales Cataluña

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Jose Rico

Una de las características de las Diades del 'procés' es la presión que ejerce la Assemblea Nacional Catalana (ANC) para que el Govern doble la apuesta independentista. En este último Onze de Setembre, el órdago que ha enarbolado la entidad es la llamada "lista cívica", la nueva candidatura independentista que amaga con promover de cara a las próximas elecciones catalanas como alternativa a la estrategia de negociación con el Estado que mantienen ahora ERC y Junts. El futuro de esta propuesta dependerá todavía de muchos factores, entre ellos el propio desenlace de la investidura, pero pone sobre la mesa la incógnita de si queda espacio electoral en Catalunya para que cuaje una nueva opción independentista.

La respuesta no es sencilla porque si algo caracteriza al tablero político catalán, como al español, es la volatilidad. Las tendencias de voto cambian mucho en función de la coyuntura política y de la convocatoria electoral, como lo demuestran las diferencias de voto que entre las municipales y las generales pese a celebrarse con apenas dos meses de distancia. Pero en ambas se constató una importante desmovilización del independentismo que facilitó el doblete de victorias del PSC. En los comicios autonómicos, el voto secesionista está más activado, aunque en las elecciones de 2021 (con récord de abstención) ya hubo 620.487 papeletas soberanistas menos que en 2017 (con récord de participación).

Para estimar qué puede suceder si la ANC impulsa una cuarta lista independentista podemos recurrir a dos pistas: los resultados de anteriores comicios y los trasvases de voto procedentes de ERC, Junts y la CUP. En las últimas elecciones se quedaron fuera del Parlament 92.809 votos que sumaron cuatro candidaturas secesionistas: PDECat (77.229), Primàries per la Independència (6.017), Front Nacional de Cataluña (5.003) y Partit Nacionalista de Catalunya (4.560). Es decir, la mayor parte de estos apoyos fueron a parar a un partido que rechaza las vías unilaterales y se alinea con el pragmatismo, lo que significa que Junts y la CUP capitalizaron los votos del independentismo más unilateralista.

En los comicios de 2017, los que se convocaron desde la Moncloa tras la aplicación del artículo 155 de la Constitución, ERC, JxCat y CUP se repartieron todo el pastel independentista (2.079.340 votos). Dos años antes, en las elecciones de Junts pel Sí, la coalición entre CDC y ERC, se quedaron sin representación los 103.293 votos que recabó Unió Democràtica, otro partido que se desmarcaba del unilateralismo. Es decir, tanto en 2015 como en 2021 se consignó una bolsa de alrededor de 100.000 papeletas independentistas que no 'entraron' en el Parlament, pero también que la porción más importante de esos votantes apoyaron opciones alejadas de las tesis de la ANC.

El gran caladero de la Assemblea pueden ser los votantes descontentos de Esquerra, JxCat y la CUP que en las citas electorales se han quedado en casa. En los comicios más recientes, las generales de julio, el independentismo perdió 697.744 sufragios. Ahora bien, no todos optaron por la abstención. De hecho, más de la mitad migraron hacia formaciones no soberanistas, como el PSC y Sumar, por lo que tampoco podrían considerarse votantes potenciales de una hipotética lista auspiciada por la ANC. El director del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO) de la Generalitat, Jordi Muñoz, elaboró una estimación de las transferencias de voto que concluía que 303.039 votantes de ERC, Junts y CUP no participaron en las generales.

Ello significa que 394.705 electores independentistas cambiaron de papeleta entre las generales de 2019 y las de 2023, pero el trasvase de votos dentro del bloque secesionista, una fuente de la que sí podría nutrirse la Assemblea, fue de 143.669 papeletas, siempre según la citada estimación. El principal beneficiado del declive soberanista fue el PSC, que pescó 214.104 votos procedentes de republicanos, posconvergentes y anticapitalistas. En el caso de Sumar, la transferencia desde estos caladeros fue de 123.727 sufragios.

El último barómetro del CEO, de julio pasado, reflejaba a las claras ese voto dual entre catalanas y generales, pero consignaba que en unas autonómicas se producirían muchas menos fugas del bloque independentista al no independentista, y que predominarían los cambios de papeleta dentro del propio soberanismo.

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