El nuevo Ejecutivo

Sánchez acomete una renovación parcial del Gobierno para encarar la legislatura más difícil

El presidente del Gobierno ha empleado estos dos últimos días para empezar a llamar a los ministros que salen y a los que entran, con la condición de absoluto silencio hasta que él mismo comunique toda la estructura

Yolanda Díaz felicita a Pedro Sánchez por su investidura, el jueves en el Congreso.

Yolanda Díaz felicita a Pedro Sánchez por su investidura, el jueves en el Congreso. / José Luis Roca

Juan Ruiz Sierra

Pedro Sánchez ya tiene diseñado el nuevo Gobierno. Tras su investidura el pasado jueves por mayoría absoluta, con 179 votos a favor y 171 en contra, el líder socialista evitó las prisas y decidió tomarse el fin de semana para terminar de pulir la estructura y los nombramientos, que en principio dará a conocer este lunes. Sánchez ha empleado estos dos últimos días para empezar a llamar a los ministros que salen y a los que entran, con la condición de absoluto silencio hasta que él mismo comunique toda la estructura. 

Mientras el jefe del Ejecutivo alarga el suspense, fuentes del PSOE y de la Moncloa dan por seguras varias cosas. Una: habrá “sorpresas”, como casi siempre con Sánchez. Dos: el nuevo Gobierno tendrá un marcado perfil político, con menos ministros técnicos, para encarar la legislatura más difícil, marcada por la absoluta dependencia del independentismo y nacionalismo catalán y vasco y por una oposición extrema del PP y Vox. Tres: no habrá grandes cambios en el núcleo duro del presidente, formado por su jefe de gabinete, Óscar López; el secretario de Estado de Comunicación, Francesc Vallès, y el ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, aunque no se descarta que este último cambie de cartera y asuma la de Justicia, crucial en este mandato en el que habrá de aplicarse la ley de amnistía del ‘procés’. Y cuatro: la intención es que el número de departamentos sea inferior a los 22 actuales. 

Las salidas

Los nuevos nombramientos se mantienen en secreto, pero ya hay consenso sobre qué ministros no repetirán. En la parte socialista, Miquel Iceta (Cultura), Pilar Llop (Justicia), José Manuel Miñones (Sanidad) y Raquel Sánchez (Transportes). En la del socio minoritario, antes Unidas Podemos y ahora Sumar, Irene Montero (Igualdad, que volverá a depender del PSOE tras el choque por la ley del ‘solo sí es sí’), Alberto Garzón (Consumo), Ione Belarra (Derechos Sociales) y Joan Subirats (Universidades).

Es decir, la renovación en este sector del Gobierno será casi absoluta. Solo continuará Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo. Tras un nuevo enfrentamiento con Podemos, que quería mantener a Montero en Igualdad y rechazó el viernes la oferta de nombrar a Nacho Álvarez como cuota de su partido en el Consejo de Ministros, la líder de Sumar ya tiene perfilada su estructura. Salvo sorpresa, como avanzó El Periódico de Catalunya, del grupo Prensa Ibérica, el pasado martes, la coalición de izquierdas contará con cinco ministerios: la propia Díaz en Trabajo, Ernest Urtasun (Catalunya en Comú) en Cultura, Mónica García (Más Madrid) en Sanidad, Pablo Bustinduy en Derechos Sociales y Sita Rego (IU) en un departamento de nueva creación: Juventud e Infancia. 

Los seguros

Sánchez está siendo mucho más hermético que Díaz a la hora de elegir a sus ministros. Junto a Bolaños, se da por hecho que continuarán María Jesús Montero, hasta ahora en Hacienda, Teresa Ribera en Transición Ecológica, José Manuel Albares en Asuntos Exteriores, Pilar Alegría, que quizá deje Educación para dirigir otra cartera, y Diana Morant, que podría ampliar su ámbito de competencias si finalmente se agrega Universidades a Ciencia. En cuanto a Nadia Calviño, las mismas fuentes apuestan porque seguirá como vicepresidenta económica, a la espera de que pueda resultar elegida presidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI) a principios de diciembre y entonces haya que hacer una crisis de Gobierno quirúrgica. 

A partir de aquí, casi todo son suposiciones. Uno de los aspectos a tener en cuenta en el nuevo Gobierno será el peso del PSC, que logró un extraordinario resultado en las generales del pasado 23 de julio, cosechando más votos y escaños que todos los partidos independentistas juntos. Con la salida de Iceta en Cultura y Sánchez en Transportes, el partido que lidera Salvador Illa aspira como mínimo a revalidar su número de carteras. Los nombres que más suenan en las quinielas son Eva Granados, actual portavoz en el Senado; Núria Marín, alcaldesa de L’Hospitalet de Llobregat, y Montse Mínguez, número dos del grupo socialista en el Congreso de los Diputados. 

Más allá del flanco catalán, Sánchez ha dejado de moverse en términos de cuotas territoriales. Tras el inesperado desenlace de las generales, en las que el PP y Vox fracasaron en su intento de obtener mayoría absoluta, el presidente del Gobierno se sitúa muy por encima de esa variable. Hay, sin embargo, algún barón autonómico que suena con fuerza desde hace meses. Sobre todo, Ximo Puig, expresident de la Generalitat valenciana. Las quinielas lo colocan como posible ministro de Industria o de Política Territorial, debido a su buena relación con ERC y Junts, pero desde su entorno se insistía hace unos días que todo eran “meras especulaciones”. 

Las tensiones

En cualquier caso, Puig encajaría con el perfil que el presidente busca para el nuevo Gobierno, de fuerte peso político ante un mandato sometido a múltiples tensiones internas y externas. En el bloque de la investidura, Sánchez necesita en cada votación a los independentistas y nacionalistas, con ERC y Junts compitiendo siempre entre sí, igual que EH Bildu y el PNV, dos disputas que se acentuarán cuando lleguen las elecciones vascas y catalanas, previstas respectivamente para 2024 y 2025. Hay también otro factor de inestabilidad dentro de la coalición: Podemos, cuya relación con Sumar es ahora mismo pésima y ya amaga con desligarse de Díaz, de manera que también habría que negociar cada iniciativa con sus cinco diputados. 

Y por último, el PP. Los conservadores han diseñado una oposición frontal al Gobierno, no dejando ningún espacio al entendimiento, a través de una continua movilización en la calle y habituales insultos a Sánchez por su presunta “ilegitimidad” al frente de la Moncloa. “No podemos esperar nada del PP -dijo este domingo Alegría, también portavoz del PSOE-. Es un partido de destrucción”.

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