Las claves del discurso

ERC y Junts entran en la batalla ideológica sobre la inmigración mirando a las catalanas

El secretario general de Junts, Jordi Turull, y el ’president’ Pere Aragonès.

El secretario general de Junts, Jordi Turull, y el ’president’ Pere Aragonès.

Carlota Camps / Quim Bertomeu

El conflicto abierto esta semana entre ERC y Junts por el pacto del partido de Carles Puigdemont con el PSOE por el traspaso a la Generalitat de las competencias de inmigración no ha llegado de imprevisto. Los dos partidos llevaban desde hacía semanas polemizando sobre el asunto y ha acabado por estallar tras el acuerdo en el Congreso entre posconvergentes y socialistas. La polémica tiene todos los ingredientes para no quedarse aquí y convertirse en una nueva batalla ideológica de fondo entre las dos formaciones. Una batalla dentro de la disputa global sobre quien lidera el espectro ideológico independentista tras las próximas elecciones al Parlament.

Junts actualizará su discurso sobre inmigración proximamente, con la celebración de una convención sobre el tema que se aprovó este sábado en El Morell. Será allí donde marcarán sus prioridades, pero fuentes de la formación señalan ya cuáles son sus tres focos centrales: controlar los flujos -pactando cuotas de reparto entre comunidades-, mejorar la integración delos recién llegados -a través de cursos de lengua y cultura catalana como se hace con los menores a través de las aulas de acogida- y el más polémico, la expulsión de los inmigrantes reincidentes

"Si se expulsa o no a los multirreincidentes se tiene que decidir desde Cataluña", afirmó este jueves el secretario general del partido, Jordi Turull, lo que le valió algunas críticas por hacer un discurso que no está muy lejos de Vox o Aliança Catalana. Una vinculación que los datos ponen en tela de juicio. A pesar de ser cierto que hay una sobrerepresentación de inmigrantes entre la población reclusa, también lo es que la tasa de criminalidad en Cataluña no ha aumentado en lo que va de siglo, mientras que el número de extranjeros se ha multiplicado por siete desde el año 2000.

El cambio de Junts

El discurso de Junts sobre el tema ha evolucionado significativamente en los últimos tres años. "Tenemos la tasa de inmigración más alta de toda la península, el 16,2%, más de dos puntos por encima de la de Madrid, y no tenemos competencias ni recursos para gestionarla". Esta frase, que en su momento pasó desapercibida, la pronunció el expresident Carles Puigdemont en su discurso del pasado mes de septiembre en Bruselas, donde expuso las condiciones para la investidura. Unos días después, en el debate de política general del Parlament, Junts sometió a votación una propuesta para exigir el traspaso de competencias de inmigración. La iniciativa no prosperó, pero sirvió para poner las bases del que sería uno de los nuevos caballos de batalla de Junts. 

Una posición que contrasta con la que el mismo partido tenía en las últimas elecciones en el Parlament, en 2021, cuando llegó a celebrar un acto electoral a las puertas del Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) pidiendo al Gobierno su cierre. De hecho, era uno de los puntos de su programa electoral, exigencia que también aparece en el de las generales de 2019. En cambio, no es así en las del pasado mes de julio. En este último programa, no hay ninguna referencia a los CIE y, en cambio, si se añade la petición de que “Catalunya pueda decidir con relación a los flujos migratorios”. 

Según fuentes del partido, el cambio se debe a que la situación "no es la de hace cuatro años", especialmente en términos de "seguridad", y descartan que tenga que ver con el miedo a que les pueda hacer sombra una lista electoral con la ultraderechista Sílvia Orriols al frente. “Nos preocupa cero”, repiten varias veces desde Junts, que atribuye su posición actual a que es un tema "que se debe afrontar", a haber detectado una preocupación creciente entre los votantes y para dar respuesta a sus alcaldes. 

Justamente, el de Calella, Marc Buch, fue el primer dirigente de Junts que entonó el discurso a favor de expulsar a los inmigrantes reincidentes. Petición que suscribieron el resto de alcaldes posconvergentes del Maresme y con la que también están de acuerdo en otras comarcas. Fue entonces cuando Turull empezó a hacer el discurso de "derechos y deberes" frente a la inmigración. Según Junts, durante los últimos tiempos se ha puesto demasiado el foco en los "derechos" de los extranjeros, pero no en sus "deberes", entre los que incluyen tanto su integración al país como todo lo relacionado con la delincuencia.

La réplica de ERC

Con la evolución del discurso de Junts, ERC ha visto la posibilidad de marcar distancias con los posconvergentes y tratar de vincularlos a los posicionamientos de las formaciones ultra como Aliança Catalana. Empezaron haciéndolo de forma de sutil, pero, desde hace unas pocas semanas, la acusación se formula abiertamente. El líder los republicanos, Oriol Junqueras, acusó a Junts de abrazar "los discursos de extrema derecha que criminalizan a las personas migrantes". No citó explícitamente al partido rival, pero no hizo falta.

El objetivo de los republicanos, trazar una línea imaginaria entre un independentismo que vincula la inmigración a la cuestión policial y de seguridad y otro a las cuestiones de acogida e integración. Esquerra puede sostener que su posición no es sobrevenida. Si recurrimos al programa electoral de las elecciones al Parlament, allí se relacionaba la inmigración a la "acogida", al "acceso al padrón", y a un "pacto por la multiculturalidad". En el programa de las elecciones generales de 2023 aún era más claro: "El discurso simplista que culpabiliza la inmigración de la inseguridad es un grave peligro”.

Sin embargo, Esquerra sabe que no puede hacer solo una posición reactiva a Junts. En el propio partido se admite que el discurso que hace el binomio inmigración-inseguridad está "arraigando entre las clases populares". Una voz republicana que ha gestionado la inmigración desde las instituciones propone combatir este discurso con argumentos. El primero, avisar de que la devolución de los delincuentes multirreincidentes nunca ha sido una opción demasiado viable porque sus países de origen son "muy refractarios a aceptarlos". Y sin su beneplácito, no es posible.

Desde la calle Calàbria aseguran que el reto es doble: confrontar con un Junts que "sigue la estela de Orriols", pero a la vez evitar que el partido de Puigdemont les "marque el paso". Es decir, que ahora el debate de la inmigración no lo condicione todo. Sin embargo, la polémica ha venido para quedarse. Ni que sea porque, cuando empiece a tramitarse la ley pactada por JxCat y el PSOE, será inevitable volver al tema. Mientras tanto, las espadas entre Junts y ERC ya están en alto.

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