Caso Koldo

El PSOE improvisó las "mascarillas quirúrgicas" para disimular el fraude

El mismo cargo que calificó de "satisfactoria" la remesa retirada, se sacó de la manga una recalificación de las falsas FFP2 de Koldo

La amenaza a Armengol ha llevado a una exaltación de las mascarillas falsas pero pagadas.

La amenaza a Armengol ha llevado a una exaltación de las mascarillas falsas pero pagadas. / EP

Matías Vallés

Matías Vallés

Armengol defiende su peliaguda posición en el caso Koldo alegando que las mascarillas fraudulentas compradas por su Govern a cambio de 3,7 millones de euros no son "inútiles", para lo cual rebaja arbitrariamente el material a la calidad de "quirúrgicas". En realidad, son inútiles porque nunca se han utilizado, y ya han caducado. Sobre todo, no son FFP2, aunque se pagaron como tales. La improvisada recalificación del material recibido de China, para disimular el fraude, corresponde al mismo alto cargo que se atrevió a calificar de "satisfactoria" una remesa que el mismo directivo del IB-Salut había retirado en su integridad dos meses atrás.

Armengol solo se expresa a través de sus oráculos, para transmitir que el millón y medio de mascarillas fraudulentas "no llegaban a los estándares FFP2, pero sí eran válidas como quirúrgicas". En primer lugar, esta presunta declaración de inocencia de una farmacéutica omite la abismal diferencia de precios, que jamas fue reclamada aparte de una tímida "Propuesta de inicio de resolución parcial" un día antes de la toma de posesión de Marga Prohens. Sobre todo, el partido político que aceptó a ciegas un material viciado sin acertar a distinguirlo hasta que protestaron los receptores de los centros sanitarios, se erige ahora en homologador del mismo material.

El Govern eliminó del expediente informático del IB-Salut cualquier mención a la retirada por fraude de las mascarillas, según adelantó este diario. La entrega del material inservible se produjo en abril de 2020, y habrían de pasar tres años hasta que un alto cargo del IB-Salut lo reconociera abiertamente. En concreto, Manuel Palomino firma un texto sobre "Incumplimiento requisitos mascarillas tipo FFP2" en marzo de 2023. Conocía de sobras el engaño porque era director de Gestión y Presupuestos cuando se recibió la remesa. Pues bien, tras resaltar que "ninguna" de las mascarillas analizadas cumple con las prescripciones, no efectúa ni una sola referencia a su actual recalificación como "válidas por quirúrgicas".

Palomino, probablemente la persona que mejor conoce lo ocurrido bajo su dirección, se limita a consignar "la retirada de estas mascarillas y su almacenamiento hasta que se tomen las medidas oportunas". Si eran tan útiles como pretende hoy Armengol, mostrando un exhaustivo conocimiento de la operación, sorprende la medida radical.

Si Palomino se quedó en las abstractas "medidas oportunas" sin hablar en ningún caso de "mascarillas quirúrgicas", esta redefinición del material fraudulento tampoco figura por supuesto en la respuesta de la empresa del caso Koldo al esbozo de requisitoria. Solucions de Gestión se mantiene en marzo de 2023 en la validez del género enviado, sin rebajarlo de categoría y rematando con el puñal de que "dicho material fue aceptado por ustedes, dando conformidad a la mercancía recibida".

La imaginaria utilidad de las mascarillas fraudulentas al reevaluarlas como "quirúrgicas" tampoco figura en la documentación entregada por el propio Palomino a la Guardia Civil al servicio de la Fiscalía Anticorrupción en julio de 2022. Dos años después del engaño, y con el material tan "útil" ya caducado, no se le efectúa mención a la fuerza actuante ni de la retirada culpable de la remesa íntegra de ni de su imaginario cambio de titulación. De acuerdo con la requisitoria, el IB-Salut estaba obligado a entregar "toda la información obrante en su poder".

La primera y hasta ahora única mención a las salvadoras "mascarillas quirúrgicas" de que se tiene noticia está fechada el seis de julio de 2023, un día antes de la toma de posesión de Prohens. Viene firmada por Antoni Mascaró Crespí, el mismo subdirector de la Central de Compras y Logística que tres años antes había felicitado a la empresa del caso Koldo por su trabajo sin "ninguna incidencia". No necesita efectuar una mínima consideración previa, para hablar de repente del precio de las mascarillas quirúrgicas y encasillar al envío completo dentro de esta categoría. Avanza así una devolución de 2,6 millones que su anterior escrito entusiasta convierte en imposible.