Aniversario del 11-M

Los libros del 11-M: páginas llenas de conspiraciones y certezas

Diversas obras aún recogen los relatos que alientan la teoría de la conspiración, aunque son abrumadoras las pruebas de lo que sucedió

Combo de portadas de libros que hablan sobre el atentado del 11-M.

Combo de portadas de libros que hablan sobre el atentado del 11-M.

Albert Garrido

Las librerías se han llenado este mes de trabajos dedicados al 11-M. Al cumplirse 20 años del mayor atentado registrado en Europa –193 muertos y 1.900 heridos– siguen en la brecha alentadores de la teoría de la conspiración, aunque son abrumadoras las pruebas que remiten a Al Qaeda, a la más que verosímil venganza islamista por el apoyo que prestó el Gobierno de José María Aznar a la invasión de Irak un año antes. 

Fue la fundamentación de esa hipótesis de trabajo la que llevó a Fernando Reinares a publicar en 2021 '11-M: la venganza de Al Qaeda' (Galaxia Gutenberg), donde subraya el vínculo ideológico de quienes perpetraron los atentados con la organización de Osama bin Laden. “En este libro explico y documento que los terroristas del 11-M estaban insertos en una red conectada con el mando central de Al Qaeda, basado en Pakistán”, escribe Reinares, para quien es “un razonamiento frágil” presentar a los terroristas como un grupo independiente “dada la relación directa o indirecta que entre una cuarta parte y un tercio de los integrantes de la red del 11-M mantuvieron (…) con Al Qaeda o entidades afines”.

Reinares publica ahora '11-M pudo evitarse' (Galaxia Gutenberg), donde sostiene la teoría de que se dio poca importancia a informaciones relacionadas con la operatividad de Al Qaeda porque se impuso la idea dominante en Estados Unidos según la cual la organización fue derrotada en la guerra de Afganistán (octubre-diciembre de 2001).

Sentencia

En 'La cuarta trama' (Ciudadela, 2024), José María de Pablo da gran importancia al hecho de que la fiscalía, la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo renunciaran a identificar al cerebro de la trama. El autor, abogado de una de las asociaciones de víctimas, llama la atención de que ni se cita a ETA ni se cita a Al Qaeda. Lo cierto es que de las actuaciones judiciales y de la propia sentencia se desprende que la conexión yihadista está fuera de toda duda.

Dos libros desautorizan con profusión de datos a cuantos siguen bregando con la teoría de la conspiración: 'Voces del 11-M' (Planeta, 2024), de Víctor Sampedro Blanco, y '11-M La historia oficial' (Última Línea, 2024), obra colectiva de la Asociación 11-M Verdad y Justicia. En el primero se recoge el testimonio de tres víctimas –Pilar Manjón entre ellas–, tres periodistas –uno de ellos, José Antonio Zarzalejos, que era director del diario ABC el día del atentado– y dos policías; el segundo es un acopio exhaustivo de información cuyo propósito es que al final el lector esté en condiciones de sacar sus propias conclusiones. Nadie duda en ambos títulos de la responsabilidad yihadista en la matanza.

Jesús Ceberio, director de 'El País' en 2004, confirma en lo esencial el relato de los hechos de Zarzalejos en 'La llamada. La mentira del 11-M: Aznar quería que fuera ETA' (Debate, 2024). El presidente del Gobierno le dijo a Ceberio lo que a otros responsables de medios, entre ellos Antonio Franco, director de El Periódico de Catalunya, del mismo grupo editorial que este diario, por aquel entonces: “Tengo la certeza de que ha sido ETA”. Una línea de investigación que mantuvo el ministro del Interior, Ángel Acebes, incluso después de que Al Qaeda reivindicara el atentado la tarde del 11 de marzo en una llamada telefónica al periódico 'Al-Quds Al-Arabi', que se edita en Londres.

Conspiraciones

Tales testimonios convincentes no han desanimado a cuantos especulan con la conspiración encubierta. Desde que el periódico 'El Mundo' y la 'Cadena COPE' armaron una versión alternativa de los atentados, no han cesado de aparecer autores que consideran insuficientes las palabras del fiscal Javier Zaragoza: “La realidad de lo que pasó es la que recoge la sentencia”.

En 'Los enigmas del 11-M. ¿Conspiración o negligencia?' (Libros Libres, 2009) Luis del Pino disintió de la sentencia a partir de datos dispersos tales como que algunos autores de los atentados pasaron por comisaría días antes y eran confidentes de la policía. Del Pino fue impulsor o miembro de los llamados 'peones negros', propagadores de las tesis conspiranoicas.

No por más voluminoso (575 páginas) resulta asimismo más convincente 'Las cloacas del 11-M' (Última Línea, 2013), de Ignacio López Brú, que parte de dos supuestos: la manipulación de las pruebas para cambiar los escenarios de los ataques y la consideración de estos como “el mayor atentado político” habido en España a tenor, explica, de la repercusión que tuvo en el resultado de las elecciones del 14 de marzo de 2004, que ganó el PSOE. “Se sentaron ya las bases de lo que iba a ser un proceso ininterrumpido de destrucción y descomposición de la nación española”, afirma López Brú, que no se apea de su convicción de que seguimos sin saber quiénes fueron los autores de los atentados.

En realidad, sí se sabe y se entiende por qué alzaron el vuelo los voceros de la conspiración. José Manuel García Margallo evoca en sus 'Memorias heterodoxas' (Península, 2020) un pasaje revelador: en las horas siguientes al atentado preguntó a Pedro Arriola y Francisco Villar, asesores del PP, si se sabía quién puso las bombas. Le respondieron que todavía no, y añadieron: “Si ha sido ETA, nos salimos del mapa, pero si han sido los yihadistas, nos vamos a casa”.

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