Cuando unos padres reciben la noticia de que su hijo o hija se ha de someter a una cirugía, un cúmulo de dudas, miedos y preguntas acude en tropel a su pensamiento. "Dentro de nuestro trabajo como profesionales de la medicina", explica la doctora Ana López, cirujana pediátrica del Servicio de Pediatría del Hospital Quirónsalud Valencia, "es nuestra obligación transmitir a los padres confianza, basada en nuestro conocimiento de la enfermedad y de su solución, a la vez que hemos de conseguir una comprensión de todo el proceso cuanto más clara mejor".

Es esta una tarea difícil en muchas ocasiones, teniendo en cuenta que ha de explicar de forma sencilla complicadas intervenciones, además de contar algunas veces con que la cirugía es urgente. Como indica la doctora López, "la angustia añadida por la emergencia nos obliga, si cabe más, a transmitir a los progenitores una información completa y precisa, al tiempo que proximidad y apoyo en esos duros momentos".

El entorno hospitalario se ha modificado durante los últimos años en esta dirección: colores adecuados al enfermo pediátrico, juguetes en las áreas quirúrgicas, materiales médicos y quirúrgicos con dibujos, técnicas de sedación para las maniobras molestas para los niños, payasos especializados en entornos hospitalarios (PayaSOSpital) son algunas de las mejoras de que disponemos en nuestros hospitales.

Consejos para padres y familiares

La reacción del niño dependerá de su edad: los lactantes y niños pequeños no son conscientes de lo que supone un ingreso hospitalario. Para ellos, la percepción inicial es buena o mala en función de la reacción de sus padres. "Es fundamental, por tanto", señala la especialista, "que los progenitores, dentro de las posibilidades determinadas por el carácter de cada uno, intenten transmitir al niño o la niña tranquilidad y seguridad. Cuando informamos de una enfermedad y de su tratamiento, los menores no miran al médico, lo hacen a su familia y, en función de la reacción de los padres, reaccionan ellos". En niños más mayores, que ya comprenden total o parcialmente la situación, es beneficioso hacerles partícipes de la explicación, de una forma segura, afectuosa y adecuada a su edad, siempre con el consentimiento de los progenitores, para que no se sientan engañados, y cuando la gravedad del proceso lo permita.

En la cirugía programada, los padres asumen un papel muy importante en la preparación preoperatoria. "Es importante conseguir entre todos alejar del niño las sensaciones subjetivas de miedo, explicar que la cirugía se lleva a cabo porque es la mejor solución a sus molestias, que se resolverán rápidamente", aconseja la cirujana. Algunos niños y niñas, orientados por sus padres, viven la experiencia como una aventura que después contarán a sus amigos. "Para muchos, el quirófano es como una nave espacial o como una atracción de un parque temático; algunos preguntan cuándo pueden volver a ese sitio tan divertido, donde les curaron sin hacerles daño y donde toda la gente era tan simpática", revela la doctora López.

Está claro que no todas las situaciones ni todas las enfermedades permiten llegar hasta aquí. Los especialistas son conscientes de que esta tarea de concienciación que solicitan a los padres es de las más difíciles que se le pueden solicitar a una persona, pero cuando se consigue que un niño esté tranquilo a lo largo del proceso quirúrgico y de recuperación, la satisfacción compensa el esfuerzo en todos los casos.

"Es nuestra obligación, desde la perspectiva de un tratamiento integral, conseguir esta complicidad del entorno familiar del niño; todos enfocados al mejor resultado tanto físico como psicológico y social. En esta dirección debe ir nuestros estudio y esfuerzo, para continuar dando a nuestros pequeños pacientes lo mejor de nosotros", concluye la cirujana pediátrica.