A finales de 2003, trece niñas fueron seleccionadas para formar parte de la corte de honor de 2004 y muchas más no lo consiguieron. Es la matemática pura en esta particular «competición».

Han pasado los años, las niñas se han hecho mujeres y el destino, o lo que sea, está dejando una casualidad sorprendente: ninguna de las trece que salieron elegidas ha conseguido repetir en la corte mayor. Ya lo han intentado tres (Leyre, Aida y María). Es de esperar que alguna lo conseguirá tarde o temprano, pero lo único cierto ahora mismo es que tres de las que se quedaron en puertas sí que han logrado el puesto en versión adulta. En 2013 lo consiguió Teresa Ferrer, en 2015 Marlene Verdeguer y, a partir del día 21, Almudena Reig. A la fallera de Norte-Doctor Zamenhoff no le pudo venir mejor lo de las segundas oportunidades. «En aquella ocasión me llevé la experiencia, que fue muy bonita. Luego he coincidido en la carrera con Ana Ortiz, que sí que lo logró; en las pruebas estuve con María y con Andrea, he visto a Marlene en la corte... además, me acuerdo muy bien de las pruebas y de cuanto hicimos». Ahora, claro, está encantada. En aquella ocasión, la totalidad de candidatas salían al escenario y sentían in situ la alegría o la decepción. «Me gusta más como se hace ahora. Es mejor que todas estemos escondidas y salgan sólo las elegidas. Quedarte ahí, en el escenario, sabiendo que no te ha tocado nada... Yo siempre podré decir que he vivido las dos experiencias». La decepción y el éxito.

Almudena es de origen enguerino. Pero no es la primera fallera que procede de esa villa. Hace ahora veinte años lo logró Laura López. La búsqueda de trabajo llevó a los padres, por separado, al «cap i casal», luego se veían el fin de semana. Lo demás es imaginable. Ahora, ella también sube muchas veces a pasar fines de semana. Eso sí, reconoce que le falta por dominar «la elaboración de los gazpachos enguerinos. Pero sí que sé hacer la gachamiga». Viviendo la familia en la calle Quart, era normal recalara en Norte-Doctor Zamenhoff, comisión a la que apuntaron desde que nació y de la que su tío, José Reig, fue presidente dos años. Fue fallera mayor con una de sus primas hermanas. «Fue una sorpresa porque siempre había querido serlo con Victoria, pero me lo ocultaron hasta el día del nombramiento. Me decían que no había fallera mayor infantil. Y, claro, en ese momento... a llorar». De su año de fallera mayor en 2015 lanza, en el catálogo de anécdotas, un consejo: «si las mallas te dan reacción alérgica en las orejas, no hagas caso a quien te sugiera cubrirlas de esparadrapo como si fueras un Yorkshire. Por experiencia lo digo. ¡Prefiero no recordarlo!».

Es una de las múltiples estudiantes de derecho de la promoción 2016. Está en cuarto curso en la Universitat de València. Y en la falla ha sido habitual su nombre en el elenco de participantes tanto del concurso de teatro como el de presentaciones.