Los grandes acontecimientos gustan de celebrar efemérides cuando llegan las fechas redondas. La Sección Especial fallera celebrará el próximo mes de marzo su 75 aniversario. Una exposición antológica organizada por la Federación de Benicalap Campanar en El Corte Inglés, que será inaugurada el próximo jueves, (en gran medida, una apuesta personal de su presidente, Nico Garcés, un apasionado de la fiesta y su historia) marca el inicio de este acontecimiento. Se celebra lo que podría considerarse como el verdadero inicio de la fiesta estructurada. Es el particular campeonato de liga, del mismo modo que hay un fútbol antes y después de 1928.

Porque aunque la fiesta de las fallas no empezó con ese componente de competición, ahora ya no puede disociarse del mismo. Son 75 años esperando la lectura del veredicto y ese añadido emocional forma parte indisoluble del mismo. Y la historia de la Especial es la historia de la propia fiesta fallera y de la evolución de su expresión plástica.

A lo largo de este periodo de tiempo, la liga fallera ha vivido etapas históricas que han sido convenientemente estudiadas. Arrancó con el mayor dominio imaginable, el del Mercado Central, que extendería durante más de una década, hasta 1954 de la mano de Regino Más. Con la retirada de éste y el descenso en pretensiones de la comisión llega un periodo de transición que aprovecha sobre todo Convento Jerusalén. Pero será desde mediados de los sesenta hasta casi final de siglo cuando se produce el periodo más consistente, basado en la feroz competencia entre el Pilar y Na Jordana, que se repartirán buena parte de las victorias, aunque no faltarán éxitos esporádicos de otros competidores (Convento, Ferroviaria, Merced, l'Antiga, Maestro Serrano€). Pilar irá encadenando artistas de éxito como Salvador Debón, Martínez Mollá, Vicente Agulleiro y Julio Monterrubio, mientras que Na Jordana fiará sus éxitos, sucesivamente y entre otros, a Julián Puche, Manolo Martín y Miguel Santaeulalia.

Cuando, con el inicio del Siglo XXI, parecía que Convento iba a inaugurar una etapa de sólido dominio llegará el otro gran periodo, caracterizado por el dominio de Nou Campanar. También marca el nuevo estilo de hacer falla de Especial. Si antes se pasó de cuotas y comercios al establecimiento de una auténtica industria de la lotería contra reembolso, es el momento del patrocinio y el mecenazgo. También en este periodo reciente se produce un vuelco en el mapa de dominadores. A Pilar y Jordana se les apea de los primeros puestos, Convento sobrevive e irrumpen con fuerza, además de Nou Campanar, nombres nuevos como Exposición o Cuba-Literato Azorín. El agotamiento del modelo permite contemplar ahora una cierta regresión, especialmente con los dos últimos triunfos de la comisión pilarista.

No hay ninguna que haya participado los 75 años, pero históricamente, la categoría está marcada por la pervivencia de las tres grandes comisiones, y que fueron incorporándose tras crecer en las secciones inferiores. Los 62 años consecutivos de Na Jordana (más la que plantará el próximo mes de marzo) la convierte en la más longeva. El tercero fue, hasta hace bien poco, cuarteto, pero la Merced es la gran histórica que se vio obligada a bajarse del carro en los últimos tiempos, arrastrada por la crisis económica.

Junto a las grandes, un total de 57 comisiones han tomado parte en alguna ocasión en la pelea, a las que este año se une Federico Mistral-Murta. Y que han protagonizado también episodios significativos en la historia de la categoría. Como la única participación de Visitación-Orihuela, que se saldó con victoria, la primera en que se cruzaba el río. Por no hablar de situaciones excepcionales, como la falla que plantó el Gas Lebón en la calle Grabador Esteve. O la moda que se impuso a finales de siglo de participar con fallas que estaban muy lejos de los mínimos exigibles, y que empezaron con la recordada humorada de Palleter-Erudito Orellana y que continuaron las Vall de Laguar, La Parreta o Yecla-Cardenal Benlloch. Hubo comisiones que fueron muy constantes, pero cuyos éxitos fueron escasos (Avenida del Oeste, Matías Perelló-Luis Santángel€) y muchas que ahora ya no existen (Caudillo-San Vicente, Rinconada García Sanchiz, Molino de Na Robella, San Vicente-Olimpia y un largo etcétera).

Incluso hay casos extraños, como los años «el no quería» que metió en la categoría por la declaraciones de precios a comisiones como San Vicente-Periodista Azzati, Creu i Mislata o Sueca-Literato Azorín en 1966 y 1967.

En el acerbo popular hay fallas históricas y antológicas en el cuadro de honor. Desde la «Llei de l'Embut» del Mercado en 1944 (la conocida falla rematada por un Moisés) a la Copa del América de Nou Campanar en 2007.

Entre medio, fallas icónicas: la Cibeles de Regino, la campana de Convento, «Naufraguen les Tradicions» de Na Jordana. Y fallas de culto, como la de Reino de Valencia-Maestro Serrano que ganó de 1981. Pero también se recuerdan muchas que no ganaron y que tienen su particular legión de adoradores. Desde la dama de época de Angel Azpeitia en Fernando el Católico-Ángel Guimerá al Pinocho de Na Jordana, pasando por la falla de las camas de Ortifus en Blanquerías, el demonio de Doctor Collado formado por figuras humanas o las apuestas especiales de Ricardo Rubert o Alfredo Ruiz, plantaran donde plantaran.

Porque los artistas también son los que escriben la historia del oficio. No se entiende éste sin el resultado de esta competición. Comenzando con el dominio de Regino, a quien escoltaba Modesto González, que dieron paso a la llamada «generación de oro»: Julián Puche, Vicente Luna, Juan Huerta y Salvador Debón. Estos pasarían el testigo a la generación de José Martínez Mollá y Josep Pascual «Pepet» „este, posiblemente el artista cuya obra está viviendo una revisión más al alza en los últimos tiempos„. Curiosamente, estos dos artistas son los que más producción presentan en la categoría. «Pepet» domina con gran diferencia, 29 trabajos (28 en solitario y otro con Juan Carlos Molés), por los 22 de Martínez Mollá y Miguel Santaeulalia. Después llegaría la época grande de Vicente Agulleiro, a la que sucedió la de Miguel Santaeulalia, después la de Julio Monterrubio y la que parecía que iba a ser de Paco López Albert pasó a ser de Pedro Santaeulalia, aunque el que ha tomado esa posición en los últimos años es Pere Baenas.

Militar en la Especial es más consistente que plantar en la Especial. Porque mientras son 57 comisiones las participantes, el número de artistas se dispara a casi centenar y medio, con la particularidad de que son muy pocos los que tienen una producción mayor de diez trabajos.