La capacidad de las fallas para adoptar modas y trasladarlas, a su manera, a su día a día, es una tónica habitual. Pero si algo distingue a esas mismas comisiones es la capacidad para ser siempre un poco más original que ayer y menos que mañana. Ayer fue el turno de la comisión de Doctor Álvaro López-San Juan de Dios. Era la primera «mascletà» y en domingo. Ocasión que ni pintada para acudir a ver a la fallera más famosa de su historia. Surgió hace unos meses desde las discretas filas de su censo, desde una comisión que hace virtud de la capacidad de ir a la suya sin meterse con nadie. Su fallera mayor de 2015, la «muñidora» del llibret, la organizadora de todo lo organizable, está ahora en lo más alto de la fiesta. Y así, docenas y docenas de falleros acudieron con pancartas a pasar el día entero cerca de ella. En la mascletà, justo debajo, cantándole y coreándola. Alicia no cabía en sí de gozo y en la cara se le notaba el subidón. Una pancarta con el lema «tu sueño es nuestra mayor ilusión» y docenas y docenas de caras de la fallera mayor, recortadas para hacer las veces de careta. Alicias Morenos por todas partes. Y en los polares rojos, la ocurrencia: una estrella dorada encima del escudo bordado. A imagen y semejanza de las que lucen las selecciones que ganan el campeonato del mundo de fútbol. «Esta ya es nuestra y no nos la quitará nadie. Esto hay que aprovecharlo y vivirlo, porque a saber cuando nos volverá a pasar algo parecido». Acudieron al disparo y no volvieron al barrio. «Nos quedamos a comer por ahí y, en seguida, nos vamos a coger la primera línea en las torres». Una falla de barrio, humilde, tiene el derecho más que ganado a celebrar el acontecimiento de sus vidas.