María Pérez pasará a la historia como la fallera mayor que más séquito haya tenido una reina de comisión. En Bolsería-Tros Alt había en 2016... 17 presidentes. La célebre super-gestora. «¡Desde luego! En cada acto venía alguien conmigo y en la presentación cada uno tenía un cometido». Ser fallera de una comisión céntrica requiere algún motivo especial. Y el suyo lo es: «Mis abuelos tenían un bar en el barrio y eran falleros de honor. Y tanto mi padre como mi tía ya fueron falleros. Además, somos de Teresa y mucha gente de allí son de la falla Bolsería».

Si nos detenemos en ese pueblo de origen paterno, hay un detalle que no se puede escapar: «Si: conocía a Sofía Soler de vista. Es casi imposible no mirarla. Me queda sobre todo una imagen: cuando era más pequeña participaba en el play back de las fiestas del pueblo y yo decía, "que mona que va siempre esa niña". Y al cabo de unos años, ya lo ves: fallera mayor infantil de Valencia. No me sorprendió lo más mínimo».

María es Fisioterapeuta y trabaja en la Clínica Fisioquiros de Campanar. «Lo mío fue llegar y besar el santo: tengo trabajo desde que acabé la carrera. Tanto, que mi primer día de trabajo fue el de la graduación. Me considero afortunada». Tiene una especial querencia por la «neurología. E independientemente, acudo a todos los cursos de reciclado. En este trabajo hay que ponerse al día continuamente».

Fue fallera mayor infantil en 2002, pero no se presentó a la corte «porque faltó mi abuelo», por lo que en la preselección «viví sensaciones totalmente nuevas». Reside en Malilla y cuando llegan fallas hace lo que tantos y tantos falleros: el piso-patera. «Tiene su encanto. Todos nos metemos en un piso y ahí pasamos la semana».