Veintimilla es uno de esos apellidos poco comunes, pero que remontado en el tiempo habla de nobleza, y además italiana. Mireia tiene, pues, origen con un punto de linaje y ahora persigue la hidalguía de la corte de honor. Aunque, eso sí, los ancestros Veintimilla de la fallera de Doctor Olóriz proceden de Andilla (hay no pocos primos o tíos en el listín telefónico de la villa). Aunque en su caso es incluso de una aldea aún más pequeña, muy cercana, y perteneciente a su término municipal: «Osset». El Bazaga paterno la remontaría al País Vasco. Pero ella es de la Zaidía profunda, porque su barrio es, posiblemente, la zona más baja de la ciudad. «Allí tengo la falla y tengo la vida. Me encanta mi barrio. Lo tienes todo cerca: el río, el centro de la ciudad, los amigos...». Se apuntó muy pronto. «Nací el 6 de marzo y ese año ya me vistieron, pero de chico porque yo, en teoría, iba a ser niño». No fue fallera mayor infantil, razón de más para que ocupar el trono mayor fuera «algo que me hacía mucha ilusión. Llevaba muchos años esperándolo». Y le llegó con 30 y posteriormente 31 años. «En mi falla hay cola» (no es de extrañar: es una de las comisiones con más censo de la ciudad) «y yo me esperé. Prefería esperar y arreglarlo que tener que llegar a votación. Y la verdad es que no me importó. Ya había ahorrado un dinero y me llegó cuando tocaba. Soy de la opinión de que el momento es más importante que la edad». Mireia tiene el expediente académico cumplido. «Soy licenciada en Farmacia y Ortopedia» y trabaja «en la Farmacia Martín Elorriaga de Paterna. Por las Casas Verdes. La verdad es que tengo un bueno horario, matinal, y no he tenido más que facilidades. Lo están viviendo con mucha ilusión... y los clientes también». Se considera responsable en un trabajo con enorme responsabilidad. «Me importa mucho la atención y la educación al cliente. Saber qué es lo que se le puede dar cuanto te hacen una pregunta. En una farmacia estás jugando con la salud de las personas y me exijo mucho».