En una abandonada calle Huesca, mientras unos manifestantes se retiraban y otros rebañaban el plato, y mientras Moros y Cristianos se marchaban a quitarse los ropajes tras el éxito, las emociones se desbordaron por última vez. Fue el último acto de las falleras mayores de València y sus cortes de honor de 2018. Se acabó. Hoy, 10 de octubre, les espera reunirse y contemplar por televisión quienes van a ser sus sucesoras, ir a los domicilios, saludar, felicitar y marcharse. Mañana, en la proclamación, Rocío Gil y Daniela Gómez aún tendrán un reconocimiento final.

Acabó la Entrada Mora y Cristiana y la comitiva se marchó. ¿Quien soltó la primera lágrima? Da un poco igual. Bajo el balcón, Daniela; de camino, Mireia Bazaga. Pero fueron las despedidas y el efecto contagio el que hizo desatar las emociones. No se libraron ni Manolo, el chófer de las falleras mayores, ni el concejal Pere Fuset, quien lloró sin recato abrazado a Rocío.

Si, como dijo la fallera mayor, las vida no entiende de Fallas, el tiempo tampoco. El paso del tiempo llama al relevo. Ahora, para las 26 falleras les esperan un "post-reinado" en el que no desaparecerán. Por una parte, los homenajes que les brindarán cada una de sus comisiones. También participarán en diferentes actos oficiales (Cabalgata de Reyes, Batalla de Flores...), se les pedirá que sean presentadoras y mantenedoras y así continuarán el acto hasta la Entrada Mora y Cristiana de 2019, en que anunciarán a las que hoy inician su camino que el ciclo, una vez más, ha terminado. También toca normalizar completamente la vida, en lo profesiona, en lo académico, en lo familiar y en lo afectivo. Es el regreso al mismo sitio del que vinieron el 23 de septiembre de 2017.