Si la actualidad festiva en la ciudad de València llegó al verano con la Batalla de Flores, la bienvenida a septiembre se produce en Holanda con otro espectáculo en el que las carrozas y las flores tienen todo el protagonismo. En la ciudad de Zundert se celebra, el primer domingo de mes, el Bloemencorso o, directamente, Corso (Desfile de Flores), un festejo que guarda unas grandes similitudes con una particular mezcla entre las Fallas y la Batalla de Flores. Con poco más de viente mil habitantes, la ciudad y sus alrededores han articulado uno de los festejos más coloristas de Europa, en el que la participación y el carácter efímero son parte de su forma de ser.

A lo largo de una avenida, una serie de carrozas (mejor habría que decir, de ingenios móviles) desfilan poniendo en juego el premio a la mejor creación. En común con las Fallas tienen el hecho de ser una fiesta vecinal. Aquí, las "comisiones" representan a las diferentes aldeas que conforman el área de Zundert. El asociacionismo es muy parecido.

Y también se emparenta con las obras, puesto que son realizadas por los propios vecinos, atendiendo a criterios artísticos. Tienen sus bocetos, su presentación de maquetas, su trabajo en el taller y su mezcla de alegría o decepción en función al resultado. Los representantes de cada concejo se identifican con sus "polares". Aquí, en todo caso, hay mucho trabajo de "manitas" entre los comisionados, que son responsables de la construcción de sus obras. Los que no manejan el soplete, se dedican a empapelar o a modelar con corcho blanco. Porque cada obra tiene un hilo argumental, como las Fallas.

Una diferecia fundamental: el armazón es íntegramente de hierro. Porque los ingenios móviles no están hechos para ser quemados. Aquí no hay debate sobre el uso de metales.

Si pasamos a la Batalla de Flores, encontramos una diferencia fundamental. Si para ser una "carroza" ha de estar tripulada, no es el caso. Aquí lo que importa es el impacto visual. Los comisionados se dedican a empujar las obras ante la mirada del jurado.

Otra diferencia es la flor. En València se usa fundamentalmente el clavel. Aquí es la dalia. Y otro aspecto que las diferencia es que aquí es un "desfile". No es una "batalla". Aquí se ve la obra, como pasa con las Fallas, pero no hay intercambio de flores entre unos y otros.

Se trata, en cualquier caso, de unas construcciones extraordinarias de tamaño y de originalidad en el diseño. Un lugar para aprender también.