«Activar un nuevo movimiento asociativo comprometido con la realidad sanitaria, desarrollando la actividad totalmente al aire libre y usando la mascarilla en todas las actividades propuestas. Asimilar en todos los actos y actividades las normativas preexistentes y generar un nuevo orden festivo responsable, además de contribuir a una reactivación económica». Estas son las premisas con las que la Mesa de Seguimiento presenta hoy ante la Conselleria de Sanidad su propuesta social para acompañar la «plantà» y «cremà» de las Fallas el próximo mes de septiembre.

Todo ello, bajo la idea de «Fallas Responsables» y la idea genérica de la «deconstrucción»; es decir, deshacer lo preexistente para darle una nueva estructura, aceptable por todos en tiempos de pandemia.

Esta «deconstrucción» parte de la base de recordar la cantidad de elementos tradicionales sacrificados, sobre los que se acepta su pérdida: los espectáculos pirotécnicos tradicionales, verbenas y discomóviles, la movilidad entre comisiones (los actos conjuntos), las cabalgatas, el público en la ofrenda -si al final no hay más remedio- o las barras para el consumo de bebida.

Uno de los elementos más importantes, y asumidos, es que la Ofrenda se celebrará a puerta cerrada. Y no sólo por la situación sanitaria sino porque, el cambio forzoso de itinerario deja pocas, por no decir ninguna, opción a que haya público.

Hay un sector de la fiesta que se considera agraviado por comparaciones en lo tocante a las concentraciones de personas. Reforzado, por ejemplo, por las imágenes de la Vuelta Ciclista a España, con numerosas personas sin mascarilla viendo pasar a los corredores.

Sin embargo, la Ofrenda está prácticamente condenada a la ausencia de público por un factor añadido: el nuevo recorrido, forzado por las obras en la plaza de la Reina, discurre por calles angostas: Mar y Caballeros, donde apostarse público es, ya de por sí, complicado por no decir imposible, aplicable también a las bocacalles.

Carpa por «grupos burbuja»

La Ofrenda, que está considerada como un aspecto básico del programa de actividades, se realizaría con mascarilla y se pedirá la participación de los músicos, levantando la prohibición a los «espectáculo itinerantes», y practicándoles pruebas de antígenos cada 24 o 48 horas. Esto permitiría también salvar los pasacalles puesto que, tanto éstos como la Ofrenda se basan en personas con distancia de seguridad. El pliego de propuestas incluye también la forma de desenvolverse en la zona de actividades. Y entre ellos, la reunión de grupos en torno a las carpas. Que serán sin laterales para permitir el aumento del aforo (en caso contrario, serían calificados de «interiores»). La propuesta es la de comprometerse a que los falleros ocuparán siempre las mismas mesas, niños incluidos. Es decir, que no se allanaría el camino a la libre circulación. Partiendo siempre de la base de la regla vigente para la hostelería de 10 personas por mesa. Todos ellos con asistencia confirmada previamente y con nombres y teléfonos registrados.

Sin toque de queda para plantar

El mantenimiento del toque de queda hasta la una de la madrugada dejó en el aire la duda del trabajo de los artistas falleros, que tendrían que levantar los monumentos en las horas de máxima insolación. La propuesta es la de exonerarles de la franja horaria al tratarse de trabajo profesional, pero extendiéndolo a los falleros que colaboren, todos ellos separados por vallas. La «cremà» también sería por asistencia confirmada y con un doble vallado de seguridad para separar a los falleros del público, sin descartar el empleo de sillas donde pueda aplicarse.

Por último, se solicita que la animación consista en actos culturales de música y teatro, que tienen desde el primer minuto la posibilidad de celebrarse con sillas, tal como ha sucedido en la Gran Fira.

Fallas 2021 en septiembre: las bandas de música, principales ausentes

«La manta al coll», «València» o el pasodoble «El Fallero» son algunas de las melodías que acompañan a cualquier fallero o fallera durante la celebración de las fiestas josefinas por las distintas calles de la ciudad. Sin embargo, este año, algunos actos como la Ofrenda o la recogida de premios se realizarán en silencio o bajo el murmullo o los aplausos de los asistentes, ya que las comisiones falleras no podrán contar con sus tradicionales bandas de música.

La presidenta de la Federación de Sociedades Musicales de la Comunitat Valenciana Daniela González ha criticado esta decisión, ya que, ante la normativa vigente, las bandas de música son consideradas como espectáculos itinerantes. González recalca: «no me imagino una Ofrenda sin bandas de música, ya que si desfilan las comisiones falleras, también lo pueden hacer las bandas de música manteniendo la distancia interpersonal de 1,5 metros y cumpliendo con las recomendaciones sanitarias».

Desde la federación exponen que las pérdidas serán muy significativas, ya que «el año pasado perdimos cinco millones de euros por la suspensión de las Fallas y, a lo largo del año, los daños económicos alcanzaron los 25 millones». «Teníamos la esperanza de recuperar una parte de las pérdidas en septiembre», explica.

«Las normas deben ser iguales para todos, por lo que si las comisiones pueden desfilar, nosotros también deberíamos», añade. La presidenta concluye que el año pasado «entendíamos que no se celebraran las Fallas, pero este año sí que hay y no nos tienen en cuenta». Por ello, reclaman soluciones.

Ante la negativa, desde la federación han enviado varios escritos al Ayuntamiento de València, la conselleria de Sanidad y a Presidencia para encontrar alternativas, aunque señalan que no han obtenido ninguna respuesta.

No obstante, la comisión interdepartamental se reúne hoy para definir algunos aspectos de estas Fallas tan atípicas, en las que, probablemente, la música sea la gran ausente.