A once días de la celebración de la Ofrenda ha comenzado el montaje del «cadafal» que recibirá las flores. Es decir, la escultura hecha a base de listones de madera que sirve para incrustar en ellos los ramos que traen las falleras durante el acto. Los operarios municipales han empezado esta particular «plantà», que dejará una nueva imagen de la fiesta durante la semana larga que queda hasta que llegue la entrega de las flores.

En la edición 2021 de la Ofrenda se sale de la norma vigente desde que se estrenó esta escultura en el año 1987: componer a base de flores un manto que «viste» la pieza, que se completa con las cabezas modeladas de la Virgen de los Desamparados, el niño Jesús y los dos Santos Inocentes. El hecho de celebrarse a primeros de septiembre no permite disponer de tanta cantidad de clavel (ni a precios asequibles), por lo que la decisión tomada meses atrás es la de darle forma de manto a la parte central. Laterales y trasera se compondrían más libremente, con la flor variada que lleven las comisiones, aunque se han dado instrucciones y recomendaciones sobre los colores. A base de blancos y rojos.

Hay un evidente cambio en su ubicación, más cerca de la fuente. Esto se debe a la reestructuración de la entrada de las comisiones, especialmente por lo que, en lugar de por la calle del Micalet, lo harán por Caballeros. Esto obliga a desplazar la figura para que la comitiva pueda tener una visión completa de la imagne, tal como se pide siempre.

La Ofrenda también está marcada por el hecho de que será a puerta cerrada. Y no sólo por las restricciones sanitarias, para evitar concentraciones humanas. También el trazado imposibilita la presencia de personas al ser vías mucho más angostas: Quart-Caballeros por un lado y Mar por otro. Las altas temperaturas de septiembre también han llevado a crear una edición matinal con seis sectores.

El mundo de las Fallas ha aceptado, además, que aunque se trate de exteriores, los participantes desfilen con mascarilla.