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Descubrimiento

La cerámica que llegó al frío ruso

El arqueólogo soviético Vladimir Koval halla piezas de Manises o Paterna en la república de Tartaristán al excavar un mercado - El experto visita los museos de estas ciudades de la comarca para contrastar el origen de sus descubrimientos

La cerámica que llegó al frío ruso

La cerámica medieval valenciana cocida en los hornos alfareros de Paterna y Manises de los siglos XIV y XV llegó hasta la fría Rusia. Esa es la hipótesis con la que trabajó el arqueólogo ruso Vladimir Koval al encontrar piezas de tinajas y de loza dorada en su última excavación realizada en la localidad de Bulgar, situada en la república rusa de Tartaristán a unos 200 kilómetros de la capital Kazán.

Este experto en arqueología medieval, perteneciente a la Academia de Ciencias Rusa, constató que el material cerámico hallado en esas lejanas tierras no era el habitual que se encuentra en la zona, donde aparecen restos de piezas orientales llegadas fundamentalmente desde Irán. Al descubrir esa extrañeza exploró la vía valenciana consultando bibliografía y con expertos como el director del Museo Nacional de Cerámica González Martí, Jaume Coll, que lo invitó a visitar Manises tras coindicir en un congreso en Estambul y conversar sobre esos atípicos hallazgos.

Por la tipología de las pastas empleadas y las decoraciones, el especialista Koval estaba convencido que era cerámica española y muy posiblemente de fabricación valenciana. La pasada semana visitó los Museos de Cerámica de Manises y Paterna, así como el González Martí en Valencia, para contrastar las piezas halladas en la excavación de un antiguo mercado en Bulgar con las tinajas y vajillas que están en las colecciones de ambos recintos museísticos de l'Horta.

El arqueólogo de Paterna, Ernesto Manzanedo, recibió a Koval el pasado viernes 21 de noviembre. Su homólogo ruso le mostró un fragmento de una tinaja de unos 10 por 5 centímentros, aproximadamente. Después de ver la pieza llegada desde Tartaristán, Manzanedo opina que por el tipo de arcilla empleada y la forma de cocción «casi seguro que está producida en la zona valenciana», que puede ser Paterna, Manises o la propia Valencia. Habría que hacer estudios más detallados para determinar el origen concreto y datar exactamente las piezas. A su juicio esto demuestra las exportaciones de cerámica de Paterna o Manises hasta la Europa más oriental.

«Tenemos conocimiento de hallazgos en Alemania y otros lugares de Europa. Hacia el este, no se tenía constancia de que hubiera llegado tan lejos», añade el arqueólogo de Paterna, que opina que esto puede dar un «vuelco» a las investigaciones. Coll también detalló la presencia de restos de origen paternero o manisero en Noruega, Dinamarca o Damasco en el Mediterráneo, pero no tan alejada hacia oriente. La pieza traída desde el frío de Rusia era bizcochada y habría sido elaborada con un torno mediante la técnica tradicional empleada en los siglos XIV y XV.

Koval también estuvo visitando una excavación que está realizando Jaume Coll en Manises, donde también estuvo en el Museo de Cerámica (MCM) para consultar las marcas impresas en las tinajas fabricadas en el siglo XV y utilizadas como contenedores para el transporte de vino y aceite. El experto ruso fotografió los recipientes maniseros que forman parte de la colección del MCM para comprobar las marcas que, según la directora del Museo, Sara Blanes, correspondían al uso de cuerdas para medir el perímetro del depósito y su capacidad.

El director del Museo Nacional de Cerámica explicó que la novedad de estos hallazgos radica en que se puede constatar que la cerámica valenciana que salió desde Manises o Paterna tuvo una distribución grandísima a través de los comerciantes genoveses con sus rutas hacia Rusia a través del Mar Negro, y que posiblemente recibieron el encargo de señores feudales o burgueses con poder económico que sabían de la calidad del producto valenciano, que viajaría alrededor de 5.000 kilómetros.

Además el hecho de encontrar restos de tinajas, junto a vajillas de mesa no identificadas con motivos heráldicos, significa que con esos contenedores viajaba vino „más probable„ o aceite hacia los mercados del continente euroasiático. De hecho, la pieza que traía consigo Koval se halló en los restos de lo que sería un mercado que funcionó hasta finales del siglo XIV, cuando quedó arrasado por un incendio.

La producción de depósitos cerámicos era más habitual en Paterna que en Manises, aunque también se daba en Sevilla. «Es el hallazgo más oriental» de cerámica que se ha constatado de momento con un posible origen en l'Horta, según puntualiza Coll, quien añadía ayer desde la excavación manisera donde trabaja que ya se habían localizado piezas valencianas en una decena de yacimientos de la península de Crimea y hasta en Moscú „en el Kremlin„, donde ha trabajado el experto ruso, que empezó sus excavaciones en su país a partir de 1996 publicando varios trabajos sobre cerámica dorada medieval.

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