Antes de su nombramiento como presidenta, Rosa Bayarri ocupó desde marzo de 2015 el cargo de directora delegada de AFEM al frente del equipo técnico de profesionales. Su gran reto es «recoger y conservar lo mejor» de sus predecesores en el cargo para continuar apoyando a las personas con discapacidad intelectual y sus familiares «en aras de cubrir sus necesidades, defender sus derechos y favorecer su calidad de vida».
Cuando asumió la presidencia de AFEM declaró que esperaba desempeñar el cargo «con prudencia pero también con valentía»
Son tiempos difíciles para esta entidad, que ha crecido en oferta de servicios, en número de usuarios y en parámetros de calidad de forma exponencial, y que tiene el reto de consolidar todo lo emprendido, y ello en un año que, a priori, llega con algunos escollos importantes. Es momento de saber combinar la prudencia y la valentía.
¿Va a haber cambios a la hora de trabajar?
No. Como digo, mi reto es recoger y conservar lo mejor que han hecho mis dos antecesores, de estilos muy diferentes, y superar un 2016 de grandes retos en condiciones difíciles.
¿Encuentra viable el proyecto de AFEM de hacerse cargo de la gestión de un Centro de Rehabilitación e Inserción Social (CRIS) en Burjassot?
Sí. Es nuestro principal objetivo de crecimiento, para el cual reunimos experiencia y resultados, que a su vez nos darían la estabilidad presupuestaria necesaria para salir adelante. El CRIS es un recurso históricamente muy demandado por nosotros a la Administración autonómica, pues el Área de Salud del Hospital Arnau de Vilanova no tiene ningún servicio similar en las comarcas desde L'Horta Nord hasta Los Serranos-Rincón de Ademuz.
¿¿Cuándo sintió Rosa Bayarri su vocación al servicio de las personas con enfermedad mental?
Conozco la enfermedad mental en el seno familiar desde que tengo recuerdos y, además, mi padre y mi madre fueron socios fundadores de AFEM. Mi padre fue presidente desde la constitución de la entidad en diciembre de 2000 hasta marzo de 2010.
