Las brigadas establecidas en Quart de Poblet tuvieron un papel destacado en el devenir de la Guerra Civil, especialmente durante los años 1937 y 1938, cuando los vehículos pesados con base en la localidad valeciana participaron en los combates que acontecieron en los Frentes de Aragón y del Centro. Tal como explican los historiadores Andrea Moreno y Pau Olmos, en su libro Quart de Poblet Un poble de la rereguardia, la proximidad de Quart a València, capital de la República entre octubre de 1936 y noviembre de 1937, y su situación estratégica respecto a laprincipal vía que comunicaba la capital con el centro de la Península provocaron que a principios de 1937 el Ministerio de Defensa decidiese instalar aquí el Cuartel General de la Brigada de Blindados.
La instalación de un contingente tan grande de soldados y de personal de apoyo a escasos quilómetros del núcleo urbano de Quart alteró el día a día de la población, tal como prueban algunos conflictos que se produjeron entre el Consell Municipal y la división de blindados.
Según el Teniente Coronel Ramón Salas, en mayo de 1937, la Brigada de Blindados estaba dirigida por el coronel Enrique Navarro y contaba con 84 blindados con ametralladora, 36 con canón y 10 tanques T-26, con un total de 130 ingenios. Un mes después, contaba con tres batallones con 23 blindados con metralleta y 9 blindados con cañón, con un total de 96 ingenios, siendo en ese momento el personal 831 hombres, el teniente coronel y 6 mayores. El número de efectivos había bajado de manera considerable, probablemente por la participación del contingente en la ofensiva republicana contra Segovia. El 28 de julio el destacamento pasa a denominarse la Brigada de Autos Blindados, aumentando su material a 140 ingenios y 5 vehículos. En octubre de ese año volvió a renombrarse como Brigada de Ingenios Blindados y su comandante pasó a ser Julio Parra.
En el verano y el otoño de 1937, la Brigada de Blindados participó en la Batalla de Brunete (del 2 al 28 de julio) y posteriomente fue enviada al Frente de Aragón para recuperar Zaragoza. Sufrió un gran número de bajas, especialmente en la Batalla de Fuentes del Ebro, el 13 de octubre, donde el Ejército Popular dispuso del mayor número de blindados de toda la Guerra Civil. Este desastre bélico y los intensos combates desarrollados en el Frente de Teruel, durante el invierno de 1937, obligaron a reorganizar la División de Ingenieros Blindados durante el mes de enero de 1938, nuevamente tomando como base de operaciones Quart de Poblet. Por ende, el propio cementerio fue requisado y pasó a ser propiedad municipal. Junto a la entrada principal se construyó una nueva ala, a la derecha, para enterrar a los ciudadanos y militares fallecidos en la guerra. Incluso el Consell Municipal reservó unos nichos destinados a la Brigada de Blindados tal como consta hoy en el Registro.
